martes, 23 de febrero de 2016

APUNTES Y CONSEJOS SOBRE LOS TRENES VIETNAMITAS

Una de las formas de moverte por Vietnam de manera fácil, y más o menos cómoda, es viajando en tren. En Vietnam el tren que recorre el país de Norte a Sur a modo de columna vertebral, es el llamado "Expreso de la Reunificación", uniendo las dos ciudades más importantes del país. Parte de Hanoi y galopa de forma pausada sobre unos rieles oxidados a lo largo de 1.726 km, atravesando 1334 puentes, adentrándose en 27 túneles y parando en 158 estaciones localizadas en  pueblos casi anclados en el pasado, hasta llegar a Saigón.
Mirando a través de las opacas ventanas, el exterior nos regala bonitos paisajes y estampas únicas. La velocidad media es de 30-40 km y, no cabe decir, que las horas empleadas en hacer este recorrido son muchas, unas 48-58 horas.
 



Nosotros no hicimos todo el trayecto pero utilizamos el tren en varias ocasiones:

1. De Saigon (salida a las 21:25) a Nha Trang (llegada a las 7:25). Recorrido nocturno
2. De Nha Trang a Da Nang. Ocho horas de viaje en recorrido diurno.
3. De Dong Hoi a Hanoi toda la noche de trayecto hasta Hanoi (18:45- 4:45)
4. De Hanoi a Lao Cai (Sapa) en trayecto también nocturno, saliendo a las 21:15 y llegando a las 6:47

Se pueden comprar los billetes en la misma estación aunque hay el riesgo de quedarte sin billete en según que trayectos y días. También se pueden comprar en las numerosas agencias locales (no hay que quedarse con la que te ofrecen el billete más barato ya que hay riesgo de ser estafado) o también muchos hoteles tienen también este servicio con lo que, aunque salga más caro, hay la confianza de que pagas por lo que pides.

Las estaciones son básicas, muchas sin aire acondicionado. Hay que estar preparado para soportar el calor asfixiante y los olores corporales cuando la estación se llena de gente. Si hay algún quiosko que vendan galletas, pan o algo para picar, lo mejor es agenciarse de algo de comida. Nosotros siempre llegamos temprano, ganando en tranquilidad.
 
Una vez el tren llega, el andén queda lleno de gente y tienes que buscar tu vagón. 
 
Para subir hay que sortear unos altos escalones que, con la maleta a cuestas, es un poco complicado y siempre necesito ayuda. Tarea más complicada si hay un cochecito de bebé o una silla de ruedas.

La primera impresión desde fuera no es muy buena pero, una vez dentro, no es mucho mejor. Muchos trenes son de madera y viejos. 
 
Los que no son de madera, tampoco ganan demasiado en confort y diseño.
  

Al entrar en el compartimento, las cortinas se caen a cachitos y las paredes están llenas de chorretes. 

En la cama sólo hay una sábana bajera (limpia, en principio) y una manta y almohada que hacen el mismo recorrido una y otra vez y que, a simple vista, se ven muy veteranas.

Por supuesto, no hay vagón restaurante, como mucho una máquina dispensadora de agua y listos.

El baño de acero inoxidable pero hay papel higiénico, cosa que se agradece. MI CONSEJO ir al baño antes que el tren arranque y ser de los primeros, de esta manera, os asegurais no quedar con los zapatos encharcados.

También hay unos lavabos para asearte que, en función, del tren pueden ser mejores o peores.
 
Los tramos diurnos y nocturnos se pueden hacer de varias maneras según el presupuesto que uno tenga. Los primeros vagones son asientos de madera, sin aire acondicionado pero sí con aire corriente a través de las ventanillas de rejas, una opción barata y, además, si os gusta relacionaros con los locales, seguro que lo conseguireis.

Los compartimentos pueden ser de camas o asientos duros (tres literas a cada lado), poco espacio y poca intimidad o asientos y camas blandas con dos literas a cada lado, mejor espacio para moverte. Nosotros en los tramos que pudimos escogimos la opción de comprar todo el compartimento. Preferimos estar solos, con espacio y poder cerrar todo el compartimento.
 
Puede que alguno de tus vecinos de compartimento no esté en muy buenas condiciones de salud como nos pasó a nosotros en uno de nuestros trayectos. La pobre mujer llego, se tumbó y, entre toser y dormitar, pasó las horas en el tren. MI CONSEJO: si te lo puedes permitir lo mejor es quedarte con todo el compartimento.
Cuando el tren ya viene lleno te encuentras con las mesas sucias de comida, el cubo de la basura lleno y la sábana retorcida del pasajero anterior. Todo un cuadro.

El tren se pone en marcha, son bastante puntuales, y  agradeces el aire acondicionado pero, os aseguro que, al cabo de un rato, se acaba pasando frío ya que lo ponen a todo trapo y no se puede regular. Si podéis escoger, lo mejor son las literas de abajo ya que las de arriba reciben todo el impacto del aire frío y hay que taparse con la manta de dudosa limpieza. Nos encontramos con una pareja de recién casados en la que la chica se tapó las piernas con la manta y, a la mañana siguiente, tenia todas las piernas con unas ronchas impresionantes que le picaban un montón. MI CONSEJO es que os llevéis un saco-sabana y una manta polar de casa. Ocupan muy poco espacio y os sacarán de muchos apuros.
Los trenes son lentos, viejos y se mueven mucho, el traqueteo es constante y, en algunos momentos, parece que va a descarrilar.
Si no lleváis nada para comer siempre podéis picar del "catering" servido en coloridos barreños.
 
Más lujosos son los trenes en dirección a Sapa, casi siempre llenos de turistas. Hay varias compañías que realizan este trayecto. Nosotros escogimos un término medio, el tren "Fanxipan"el cual tiene, incluso, amenities, como cepillo de dientes, toallitas y dos botellas de agua. Aunque más lujoso, que el tren convencional, el traqueteo no te lo quita nadie. Este tren sale a las 21:15 y llega de madrugada, a Lao Cai, sobre las 6:47.
Viajar en tren es una manera cómoda de moverte por el país: te ahorras alguna noche de hotel, aprovechas más el tiempo al desplazarte durante la noche y vives nuevas experiencias, tanto positivas como negativas. 
Si queréis seguir todo nuestro viaje a través de este país, pinchad AQUI

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