lunes, 31 de agosto de 2015

PAMUKALE, EL CASTILLO DE ALGODÓN

Pamukkale es un espacio natural situado en el sudoeste de Turquía y localizado en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli. Es de aquellos lugares que no debemos perdernos si visitamos este país, ya que sus blancas formaciones calcáreas, llamadas Castillo de Algodón, conforman un paisaje increíble.


El valle del río Menderes es una zona activa que, en el pasado, sufrió varios movimientos tectónicos provocando muchos terremotos y la aparición de numerosas fuentes de aguas termales con un alto contenido en minerales especialmente de bicarbonatos y calcio. Estos minerales, al precipitar, forman el bicarbonato de calcio, responsable de estas formaciones calcáreas en forma de cascada o de las pequeñas piscinas en forma de media luna. Los depósitos más recientes son los que presentan un blanco espectacular.

Estas blancas formaciones calcáreas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad junto con Hierápolis en 1988. Antes de ser declarados Patrimonio, toda la zona estuvo muy descuidada ya que, aprovechando este reclamo turístico, se construyeron muchos hoteles y se destruyó gran parte de la antigua Hierápolis. Con las aguas termales se llenaron las piscinas de los hoteles y los residuos quedaban esparcidos toda la zona. Los turistas atravesaban Pamukkale con los zapatos, se bañaban con jabón en las pequeñas pozas y bicicletas y motocicletas escalaban las laderas. Por suerte, después de ser incluida en la lista de Patrimonio, se ha llevado a cabo todo un proceso de recuperación, se destruyeron los hoteles y se ha protegido todo el lugar.
Actualmente no es posible bañarse en ellas ya que, por suerte, están protegidas y, aunque el flujo de agua es muy pequeño, el conjunto es de una gran belleza y parece que, poco a poco, va recobrando su antiguo esplendor.


Una vez pasada la taquilla, hay que descalzarse para llegar a las famosas piscinas de toba.
El suelo es irregular debido a los depósitos de calcio y el camino se hace durillo si se tienen los pies sensibles. Hay que tener cuidado ya que algunas zonas resbalan un poco pero, la sensación que se tiene, después de caminar un rato y sentir el agua bajo tus pies, es de estar en un lugar mágico, casi irreal. La mejor hora para visitar toda la zona es por la tarde, cuando las tropas de turistas regresan a sus hoteles y puedes caminar tranquilamente mientras esperas como el atardecer va cambiando el color de las aguas contenidas en las pozas.
Estas fuentes ya eran conocidas en la Antigüedad y se les atribuyó propiedades medicinales. Hierápolis se construyó en el año 190 a.C . Fue un centro de salud muy importante gracias a estas aguas. En esta ciudad "sagrada" se construyeron calles, palacios, templos y teatros  de acuerdo con los cánones romanos. De los baños y fuentes manaba el agua curativa.
A esta ciudad acudían enfermos de ciudades lejanas en busca de milagros que sanaran sus males.La ciudad tenia una necrópolis muy grande, una de las más grandes de Asia Menor, esto hace pensar que el resultado de las curaciones no debió ser muy bueno.
Toda la zona muy activa, ha sufrido diferentes terremotos que han producido la destrucción y reconstrucción de sus edificios a lo largo de todas sus épocas: helenística, romana, cristiana...
Fruto de esta actividad es la cueva de Plutón, dios del inframundo. En esta cueva, vapores letanes de dioxido de carbono, provocan la muerte casi instantánea. La puerta al inframundo fue aprovechado por los sacerdotes, los cuales entraban conteniendo la respiración y ofrecían sacrificios a Plutón. Milagros y muerte atraían a numerosos peregrinos que, a su vez, reportaban muchos beneficios a la ciudad.

Si os apetece probar los beneficios de estas aguas, os podéis sumergir en la Piscina de Cleopatra previo pago de unas liras. La particularidad de esta piscina son los restos arqueológicos que se encuentran sumergidos en ella y que formaban parte de uno de los múltiples hoteles que se construyeron para aprovechar el reclamo turístico de las aguas. Por suerte, cuando toda la zona fue declarada Patrimonio de la Humanidad, todos los hoteles fueron demolidos y estos restos sumergidos es el recuerdo que queda.



COMO LLEGAR A PAMUKKALE

La mejor manera de poder ver el sudoeste de Turquia es alquilando un coche, pero si este no es el caso, desde  Estambul hay vuelos directos hasta Denizli y, de aquí hasta Pamukkale, se puede llegar en bus o taxi en unos 40 minutos.

ALOJAMIENTO

Nosotros nos alojamos en el hotel Colossae Thermal, un hotel que le sobraban estrellas o le faltaba una remodelación importante.


Pero hay  mucho donde elegir, desde grandes y lujosos hoteles llenos de turistas hasta pequeños hoteles con encanto. Todo dependerá de vuestros gustos y de vuestro bolsillo.

Nosotros tuvimos la suerte de ir con un coche de alquiler, con lo cual pudimos ver, ademas de Pamukkale, gran parte del territorio turco. Si os apetece seguir nuestro viaje por Turquía, pinchad AQUI

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