martes, 5 de noviembre de 2013

ESTONIA- LETONIA -LITUANIA Y HELSINKI


Este año, toca Europa. Ya nos hubiera gustado irnos un poco más lejos pero, no ha podido ser. Teníamos la guía de Estonia, Letonia y Lituania de hace unos años y decidimos que ya iba siendo hora de abrir sus páginas. 

La idea inicial era marcharnos con nuestro propio coche hacia las Bálticas pero, haciendo números, decidimos coger el avión y un coche de alquiler ya que, entre autopistas, gasolina, un coche con muchos años encima y los días que se pierden para llegar, no nos compensaba, ni mirándolo al derecho, ni al revés.
Así que empezamos a mirar vuelos a Tallin y lo compramos con Ryanair. El coche de alquiler lo reservamos a través de Rentalcars. En cuanto a la ruta, queríamos ver los tres países y algo de las islas. Al final, también incluímos una escapada a Helsinki.

7-Julio: Sabadell-Tallin.

8-Julio:Paldiski-Haapsalu- ferri de Rohukula a Heltermaa-Ristimagi-Tahkuna-Köpu-kaina y isla de Kassari. 

9-Juliol:ferri de Soru a Triigi-Mustjala- faro de Kiipsaare tuletorn-Tehumardi-Kuresaare

10-Julio: Kuresaar-Kaali-Koguva--Parnu -Parque Nacional de Sooma-Viljandi.

11-Julio: Viljandi-Mazsalaca-Cesis-Araisi-Ligatne -Sigulda-Turaida-Riga

12-Julio: Riga

13-Julio: Riga

14-Julio: Riga-Salaspils pilseta-Jelgava pils-Mezotnes muiza-Bauskas castell-Rundale Palace Museum-Colina de las Cruces a Jurgaiciai-Siauliai

15-Julio: Siauliai-Palanga-Nemirseta-Karkle-Juodakranté-Raganu Kalnas-Nida-Parnidzio Kopa is Saules Laikrodis-Klaipeda.


16-Julio: Klaipeda-Kaunas -Trakai-Vilnius. 


17-Julio: Vilnius

18-Juliol: Vilnius

19-Julio: Vilnius-Kernave-Puntukas stone-Daugavpils. 


20-Julio: Daugavpils-Aluksne-Rouge-Obinitsa-Piusa-Varska-Rapina

21-Julio: Rapina-Tonja-Tartu-Mustvee-Pukhits-Narva

22-Julio: Narva-Sillamae-Valaste juga-Purtse kindluselamu-Rakvere-Palmse-Sagadi -Altja-Vosu-Kasmu Mareemuuseum-Lahemaa RP-Juminda-Muuksi-Jägala Juga-Jöelahtme -Kostivere-Ulgase-Tallin. 


23-Julio: Tallin

24-Julio: Tallin

25-Julio: Tallin-Helsinki . 

26-Julio: Helsinki

27-Julio: Helsinki-Tallin 

28-Julio: Tallin-Girona-Sabadell.

VIERNES 7-7-2017

Ha llegado el gran día, hoy empezamos las ansiadas vacaciones. Por suerte, nuestro vuelo sale por la tarde y no hemos tenido que hacer el madrugón de cada año. Hemos empleado la mañana en acabar de hacer la maleta, acabar de comprar alguna cosa que nos faltaba, también hemos ido a la farmacia...en fin, que nos ha ido muy bien tener la mañana libre.
Como a Cesc le gusta ir con mucha antelación, a las 12:00 salimos de casa en dirección Aeropuerto de Girona. Dejamos el coche en el párquing que hemos reservado con antelación.
Con el coche perfectamente aparcado y a cubierto, entramos en el aeropuerto. Buscamos algun lugar para comer. El aeropuerto de Girona ha cambiado mucho en los últimos años. Recuerdo que, hace un montón de años, en aquellas escapadas que hacíamos embarcando en este aeropuerto, era muy pequeño y no había casi nada. Algunas veces incluso nos traíamos el bocata porque era difícil tomar algo "decente". Por suerte, todo ha cambiado y ahora hay cantidad de tiendas y restaurantes donde elegir y quedar satisfechos.
Vamos con tiempo y no hace falta correr. Cesc pide un menú de ensalada y pollo con patatas fritas y yo, un bocata de beicon con queso. Rematamos la comida con un par de cafes y aprovecho para tomarme las pastillas de rigor.
Después facturamos las maletas en el mostrador de  Ryanair. Si se tiene hecha la facturación on-line, todo es muy rápido.
 
Con 20 minutos de retraso empezamos a embarcar. Tenemos la fila 6. El avión va a tope de gente.  El avión se ha movido un poco pero nada a destacar. A las 9:05 llegamos a Tallin.
Vamos a pie hacia el hotel ya que está muy cerca, más o menos a unos 600 metros. Hace bastante fresquete y tenemos que parar para sacar una sudadera de la maleta ya que me estoy pelando de frio.
Al llegar al hotel  Ulemiste preguntamos si podemos cenar ya que por aqui no se ve nada abierto. 

Nos dicen que nos demos prisa que pronto van a cerrar. Dejamos las maletas en recepción y sin subir a la habitación nos vamos a cenar. No tenemos demasiada hambre y, con una ensalada, ya tenemos suficiente.
La habitación está bien. Tiene una televisión bastante grande y un minibar muy bien surtido. 
El baño no me gusta demasiado porque la ducha no tiene plato, el agua cae directamente sobre las baldosas.
 

SABADO 8-7-2017

Hemos puesto el despertador a las 8:30 aunque poco después de las 4:00 ya estoy despierta. Amanece muy temprano y no hay persianas, con el primer rayo de luz ya tengo los ojos abiertos.
No tenemos el desayuno incluido. El hotel no es, precisamente, barato y, con los desayunos, se nos pasaba de presupuesto. Como tenemos que volver al aeropuerto para recoger el coche, pensamos en desayunar allí. 

Dejamos el hotel. 
 

Nos ha ido muy bien encontrar un hotel tan cerca del aeropuerto, caminando, hemos llegado sin ningún problema.

Llegamos al aeropuerto y buscamos algún lugar para desayunar. Curiosamente, no hay nada abierto y tenemos que esperar a que abran. Sólo vemos una tienda en la que venden un poco de todo. Compramos unos croasants y unos cafés con leche y, sin sentarnos, desayunamos. 
Son muy  curiosos los lavabos del aeropuerto. Muy artísticos.

 
Hemos alquilado el coche con Hertz. El trámite es rápido ya que todo lo hemos hecho a través de Rentalcars. Nos dan un Kia de color rojo, bastante nuevo. Un coche pequeño pero que esperamos nos aguante todos los quilómetros que le tocaran hacer.

Como de costumbre, las dos maletas no caben en el maletero y una tiene que ir en el asiento de atrás; por suerte los cristales de atrás están tintados y no se ve nada.
Salimos hacia Paldiski. Esta ciudad ya la vimos cuando estuvimos un fin de semana en Tallín pero, en aquella ocasión, no teníamos coche y la visita fue bastante rápida.
Paldiski tenía la mayor base de submarinos nucleares de toda la Unión Soviética. Esta zona fue la primera de Estonia en ser ocupada por las tropas soviéticas en 1939 y la última en ser abandonada en 1994. 
En el 2011 encontramos una ciudad gris y triste, bloques de apartamentos de hormigón muy deteriorados y muchos restos de antiguos edificios totalmente en ruinas. 
En esta ocasión, vemos una ciudad totalmente diferente, muy cambiada. En estos seis años, la ciudad ha dado un vuelco. Los edificios en ruinas ya no están y los bloques de pisos de hormigón parecen restaurados y pintados; se ven niños en los parques y la población no tiene la cara de tristeza que vimos años atrás.
 

Llegamos hasta el faro de color rojo que dicen es el más alto del país.

Y los acantilados de piedra caliza.

Seguimos hacia Haapsalu para ver el Castillo del Obispo. El castillo está en ruinas. Se conserva bastante bien una torre y gran parte de la muralla exterior.
  
La entrada son 5 €/pax pero nosotros sólo visitamos el exterior ya que, entre una cosa y la otra, se nos ha hecho un poco tarde. 
El paseo marítimo es tranquilo y relajante.
 
La estación de tren es bonita y divertida.


Tenemos que coger el ferry para llegar a la isla de Hiumaa. Estamos de suerte, podremos coger el ferry de las 14:30. Compramos el pasaje de coche y dos personas 16,80 € y nos ponemos a la cola. Un cartel nos anuncia que en 28 minutos podremos embarcar.
 

Después de poco tiempo vemos llegar el ferry de color rojo.
 
Abre sus poderosas puertas y todos a dentro.

El trayecto dura, más o menos, una hora y media. El ferry va lleno de coches.


Como es bastante tarde, aprovechamos para comer en el restaurante del ferry: Cesc se queda con  patatas fritas, ensalada y frankfurt  y yo opto por probar unas kibinas que, aunque estemos en Estonia, es una especialidad lituana; lo acompañamos con coca-cola y zumo de tomate 15,10 €
 
Realmente las kibinas no me han gustado nada. Son como unas empanadillas rellenas de carne. Tendré que probarlas otra vez en su lugar de origen, Lituania.
Tenemos el tiempo justo de comer y hacer cuatro apuntes en la tablet. Prácticamente cuando se divisa la costa ya puedes ir hacia el coche ya que, en un momento, el ferry llega y, sin apenas darte cuenta, ya han abierto el portón para salir.
 
Hiiumaa es la segunda isla más grande de Estonia. Ponemos rumbo hacia Ristimagi, hacia la Colina de las Cruces
El norte de la isla estaba habitada por granjeros suecos hasta finales del s.XVIII. Catalina II los expulsó de sus granjas y los reinstaló en el sur de Ucrania con la falsa promesa de tener una vida mejor. Estos últimos suecos realizaron en ésta pequeña colina, su último acto de fe antes de partir y construyeron unas rudimentarias cruces.
Ahora, la gente que visita el lugar, construye cruces en memoria de los suecos expulsados de Hiiumaa. Las cruces han de ser de ser de material local y, en ningún caso, ha de dañar la naturaleza. De este modo, las cruces están hechas de troncos de madera y atadas con restos de hojas. Son todas muy, muy rudimentarias pero esto, es lo que hace grande este lugar.
 
Cuenta la leyenda, por otro lado, que dos procesiones de bodas se encontraron en el estrecho camino de Ristimagi. Ni una ni la otra quiso ceder el paso. Hubo una pelea y, el novio de una pareja y la novia de la otra, murieron. Los novios supervivientes dijeron que se casarían y serían muy felices. 

Actualmente, los jóvenes solteros acuden a la colina a construir una cruz, se dice que quien lo hace encontrará pareja y será muy feliz. Las cruces son de todos los tamaños y todas de madera, se encuentran situadas en el camino, entre la maleza, apoyadas en el suelo, en los arboles

 La Colina de las Cruces de Ristimagi es un lugar poco o nada conocido pero muy curioso, no hay turistas, solo el silencio y las cruces.
El  extremo noroccidental de la peninsula de Tahkuna fue escenario de una batalla entre las tropas soviéticas y alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. 

La versión oficial soviética cuenta que su ejército luchó con gran coraje, y que el último superviviente se encaramó a lo más alto del faro y salto al vacío disparando sin cesar contra los alemanes. El faro es del año 1875.
 
Detrás del faro hay un monumento que conmemora  a las 852 víctimas que perecieron la noche del 28 de Septiembre de 1994 al hundirse, en el Mar Báltico, el ferry que hacia la ruta de Tallin a Estocolmo. 
Este monumento es un sencillo marco de metal de 12 m de altura orientado hacia el mar. En su interior alberga una gran  cruz de cuya parte inferior cuelga una campana con rostros esculpidos. Esta campana solo suena cuando el viento sopla a la misma velocidad y en la misma dirección que en la fatídica noche del hundimiento.

Nuestra siguiente parada es el faro de Kopu. Por la carretera vamos encontrando vestigios de la guerra.
  
Quizás el faro de Kopu es la construcción más emblemática de la isla. Es uno de los faros más antiguos del mundo funcionando ininterrumpidamente desde su construcción. Se encuentra en un terreno elevado. Tiene una altura de 37 metros y una estructura de piedra caliza blanca de gruesas paredes. La entrada vale 2 €.
 
La isla de Hiiumaa, aunque es la segunda mas grande de Estonia está poco poblada y es bastante rural. El interior es muy boscosa y muchas de las carreteras están sin asfaltar. Esto hace que tardemos bastante en llegar al hotel Kassari Puhkekeskus, situado en Kaina.
La habitación está bien, es una especie de apartamento: tiene cocina, nevera, microondas y una pequeña mesa pero, vaya, que por el precio que tiene, podría estar muchísimo mejor. Pero, por estos lares, tampoco hay demasiado donde elegir y más si lo resuelves a última hora
 
 
Estamos en una zona, un poco perdida, y no tenemos más remedio que quedarnos a cenar en el hotel. 

Me conformo con una ensalada. Cesc no perdona la carne.
 

DOMINGO 9-7-2017


Nos hemos levantado con bastante mal tiempo. Parece que lloverá de un momento a otro porque está muy nublado. No hay demasiado para desayunar: un par de pastas, algo de embutido, un poco de melón troceado y unas tostadas pero sin mermelada. ¿y que voy hacer sin mermelada?. Pues a palo seco.!

Realmente hace fresquete. La temperatura es de 15º. Nuestra primera visita del día sera la capilla de Kassari, una bonita capilla encalada del s. XVIII; lástima que está cerrada.

Pocos pueblos se encuentran, tan solo aldeas y  granjas solitarias.Típico de estas islas, son los molinos de viento.
 
Queremos coger el ferry de las 11:00 hacia Saaremaa. El puerto desde donde sale el ferry es muy pequeño y no vemos por ningún lado dónde comprar los billetes. Nos ponemos a la cola y, cuando viene el ferry, no dudamos en entrar.
 
El tiempo es muy malo y aprovecho para quitarme las sandalias y ponerme calcetines y bambas; tengo los pies helados.

Nos quedamos dentro porque el viento es muy frío. Cuando casi estamos a punto de llegar, viene una señora y nos dice que hay que comprar el billete. Resulta que se compraban en el bar aunque nosotros no nos habíamos dado cuenta. Dos personas y el coche 14.40 €. Rápidamente pagamos el billete  y también, rápidamente, bajamos a la bodega para entrar en el coche ya que la operación de entrada y salida del ferry es muy rápida.
 
Realmente hace bastante frío y empieza a llover. Al norte de Mustjala, en la península de Ninase, se encuentra uno de los iconos de Saaremaa. Se trata de dos grandes molinos de viento con figura humana, un hombre y una mujer, vestidos con los trajes tradicionales.
 Los molinos de viento son característicos de las islas.

Tenemos que poner gasolina. Su precio es de 1,129 €/litro. Para no perder tiempo para comer, buscamos un Hesburger. Este cadena de comida rápida es la que se encuentra más habitualmente en los países bálticos. Digamos que es el McDonald's de estos países. Para mí, las hamburguesas son incluso, mejores. Una hamburguesa tipo cuarto de libra con bebida grande y normal 11.50 €  los dos, cosa que está muy bien. 
Por el camino encontramos bonitas paradas de autobús, cerradas a modo de casita. No me extraña que estén cerradas, si en Julio hace este frío, en pleno invierno debe ser mortal esperar el autobús en la calle.

En Tehumardi, al sur de la playa de Jarve, se erige un gran monumento en memoria a la batalla que tuvo lugar aquí una noche de octubre de 1944 entre los alemanes que se batían en retirada y la división de fusileros estonio-rusos. La situación fue terrible: ambos ejércitos se vieron obligados a luchar en total oscuridad, disparando por intuición o encontrándose con el enemigo a tientas.
 
En el cementerio cercano, reposan los restos de los fallecidos del bando estonio-ruso.

Llegamos a Kuressaare, una tranquila ciudad de calles arboladas, célebre por sus balnearios.  La ciudad se ganó su reputación como centró de salud en el s. XIX, cuando se descubrieron las propiedades curativas del lodo de su litoral y abrió el primer balneario.
El hotel Arabella, no es que sea una maravilla. El edificio parece de la época soviética y, la señora mayor, que hay en recepción, parece una auténtica camarada. Se nos muestra distante, fría y seca. Nuestra habitación se encuentra al final de un largo pasillo que, incluso, da un poco de miedo. Parece que no hay nadie en el hotel.
 
La habitación tiene una pequeña nevera y televisión. También tiene muchos enchufes y esto se agradece ya que llevamos un montón de dispositivos para cargar.

El baño es antiguo y la ducha sobre las baldosas. De aquellas que queda todo el cuarto de baño lleno de agua.
 
Dejamos las cosas y nos vamos dar una vuelta por la ciudad. 
Kuressaare es una agradable y tranquila ciudad con bonitos edificios. Lástima que el tiempo no acompaña pero, con sol, seguramente sería mucho mejor.
 
  
Tiene también unas iglesias ortodoxas y luteranas.
 
Destaca el Ayuntamiento de 1670, con una pareja de leones en la entrada.
 
Muy bonita es la Casa de Pesos y Medidas, actualmente el pub Vaekoja del s. XVII.


Las terrazas se encuentran  vacías de gente. Tampoco hay aglomeraciones paseando.!
 
Lo más interesante de la ciudad es el Castillo, una majestuosa fortaleza situada es una isla artificial y rodeada por un foso. Es el castillo mejor preservado de los países bálticos, y el único de piedra de la época medieval que se ha conservado intacto.
  
La entrada al castillo cuesta 6 €/pax. En su interior alberga el Museo Regional de Saarema pero, el castillo tiene muchas cámaras, salones, pasajes y escaleras.
   

El patio, de planta cuadrada, esta muy bien.
 
Nos ha gustado mucho la visita y, aunque un poco cara la entrada, vale la pena la visita. De regreso al hotel paramos en una pizzeria.

El precio de las pizzas está en función de su tamaño. La pizza grande, de 28 cm. 6.50 € y la pequeña, de 18 cm, 5€. El precio es muy asequible y las pizzas están bastante bien.
Una vez cenados, nos vamos tranquilamente al hotel.

LUNES 10-7-2017

El desayuno no es muy abundante pero, mientras haya pan, nos conformamos. No hay nadie en el restaurante, casi que ni nos atrevemos a hablar...que silencio.!
 
Antes de dejar la ciudad queremos ver una escultura que se encuentra en el puerto. Esta escultura representa a los gigantes Toll y su esposa Piret, siempre dispuestos a ayudar a la gente. Traen una pequeña barca repleta de pescado. La escultura es muy dinámica y transmite mucha energía positiva.

Una vez vista la escultura nos dirigimos hacia Kaali. En nuestro camino encontramos preciosos campos de amapolas.
 
En Kaali se encuentra un conjunto de cráteres formados por un meteorito que, al entrar en la atmósfera, se rompió en pedazos formando una lluvia de bólidos. El fragmento más grande provocó un cráter de  100 metros de ancho y 22 metros de profundidad. Al menos ocho cráteres más se encuentran en los alrededores con un diámetro de 12 a 14 metros y una profundidad de 1 a 4 metros. El cráter principal está ocupado por un lago que se alimenta de aguas subterráneas.
 
En Angla encontramos el conjunto de molinos de viento antiguos más grande de la isla. No hay pérdida ya que se encuentran alineados junto a la carretera. 


De los cinco molinos conservados, cuatro son los típicos molinos de poste de Saaremaa construidos a principios del siglo XX.
  
Realmente son unos molinos muy fotogénicos, muy bonitos. Vale la pena acercarse a ellos. Muy cerca de los molinos hay un desvío que llega a la iglesia de Santa Catalina de Karja. Construida en el s. XIII casi se ha mantenido intacta hasta nuestros días. Tiene una imponente fachada a modo de fortaleza.
 
Dejamos la isla de Saaremaa para entrar a la isla de Muhu a través de una carretera. Lo que nos interesa de esta isla, la tercera más grande de Estonia, es el pequeño pueblo de Koguva convertido en un museo al aire libre. En la actualidad en este pueblo-museo aún viven 30 personas. El precio de la entrada son 3 €/pax. Se puede visitar la antigua escuela y un pequeño museo donde se exponen vestidos tradicionales.

 
  
Después de esta agradable visita al pueblo-museo, nos vamos directamente a coger el ferry que nos llevará al continente. Nos ha gustado la tranquilidad de las islas, los molinos y el estar muy poco "contaminadas" de turistas.
Cogemos el ferry de las 13:00. El billete de la isla de Muhu hacia el continente son 8.40 € el coche y 3 € las personas.
 
Llegamos a Parnu, una importante ciudad balneario que recibe a un gran número de visitantes en busca de descanso y de los célebres tratamientos de lodo. Lo primero que hacemos es buscar un Hesburger para comer. 
Esta tranquila población tiene bonitas casas de madera.
 
Casas adosadas del siglo XVII.

El antiguo Ayuntamiento, un edificio amarillo y blanco de estilo clásico, fue construido en 1797 como residencia de un rico comerciante.

También vemos una bella iglesia ortodoxa, construida hacia 1760, la Iglesia ruso-ortodoxa de Catalina, en honor de Catalina la Grande.


La ciudad es muy agradable. Hay grandes arreglos florales repartidos por todas las calles, dando mucho color y contrastando con los edificios, también coloristas, de la ciudad.
 
Ponemos dirección a Viljandi atravesando el Parque Nacional de Soomaa, la mayor superficie de pantanales, llanuras y bosques costeros de Estonia. Estas ciénagas han proporcionado aislamiento y protección a sus moradores. Según se cuenta, estos parajes están habitados por brujas. Una leyenda asegura que el diablo atrae con malas artes a los lugareños, a los que obliga a quedarse en las ciénagas hasta que el gas que emiten prende fuego y los convierte en seres grotescos. Lo cierto es que éstas ciénagas proporcionaron refugio a todos los que huían de los invasores extranjeros ya que no podían penetrar en ellas con tanta facilidad como en los bosques. 
La única manera de explorar el bosque y las ciénagas es con canoas. Nosotros no tenemos tiempo de paseos y, simplemente, cruzamos el parque. La carretera no está asfaltada pero nos permite ir a unos 40-50 km/hora.
Llegamos al hotel Centrum Viljandi antes de las 19:00 de la tarde. El hotel está situado en un tercer piso de un centro comercial. Es un hotel sencillo, no tiene secador de pelo ni tampoco amenities. El baño es muy viejo y las toallas son muy viejas y casi rotas. La ducha, como viene siendo costumbre, sobre las baldosas.

Dejamos las maletas y vamos a visitar la ciudad. La suerte es que, aunque ya es bastante tarde, el sol no se pone hasta casi las 21:30. Hay muchas horas de luz y esto es una ventaja muy grande para aprovechar el día.
La ciudad es muy tranquila, como todas las que vamos encontrando, un placer para pasear tranquilamente y ver edificios de interés histórico.
 
La iglesia medieval de San Juan se encuentra en un lugar privilegiado. Rodeada de césped de un verde muy intenso contrasta con las paredes blancas de la iglesia.
 
Llegamos hasta las ruinas del Castillo de la Orden de Viljandi, fundado en el s. XIII por los caballeros portaespadas. Con el tiempo, el pueblo que creció a su alrededor se unió a la Liga Hanseática y a lo largo de los siglos fue cambiando de manos entre suecos, polacos y rusos.
 
Al llegar al puente colgante, damos la vuelta y regresamos a la ciudad.
  
El casco antiguo de la ciudad se caracteriza por sus calles adoquinadas y bellos edificios de madera y piedra.
  
Nos quedamos a cenar en un pub llamado Tegelaste Tuba Pubi. El salmón con patatas al horno está buenísimo y lo acompañamos con una buena jarra de cerveza. 

Hemos quedado muy bien además, el precio insuperable 12 €.

Regresamos al hotel, poco a poco, paseando y contemplando los bonitos edificios que nos vamos encontrando.

MARTES 11-7-2017


Nos hemos levantado con un día muy feo. Seguramente antes de salir del hotel ya empezará a llover.
Vamos a desayunar. Hoy ni tan siquiera tomamos zumo porque tiene un color muy raro. 
Salimos hacia el Parque de Mazsalaca, entrando ya, en Letonia sin apenas darnos cuenta.


Al llegar al parque cae un buen chaparrón. Este parque se puede recorrer en coche y esto es lo que haremos ya que, con la que está cayendo, cualquiera lo recorre a pie. El precio es de 5 € por coche. Como somos los únicos que hacemos la ruta, no tenemos ningún problema en ir parando para ver las esculturas de madera que se van sucediendo a lo largo del camino.
  

Llegamos hasta el acantilado de arenisca de la colina del sonido donde, dicen, se puede oir un curioso efecto acústico. Nosotros, por más que escuchamos, no oímos nada de nada.

Aquí hay una gran zona de picnic con mesas, bancos y barbacoas. No me cabe la menor duda que, con sol y un día radiante, todo debe ser muy bonito pero tenemos justamente lo contrario, lluvia y frio.

Retomamos el camino, por donde hemos venido y paramos también en algunas zonas para ver las tallas de madera.
 
Llegamos a Cesis, como no, lloviendo.


Lo primero que hacemos es buscar un lugar para comer. Nos quedamos en una pizzeria y por 14.70 € nos hemos comido un par de excelentes pizzas y dos coca-colas. 
Se dice que Cesis es la ciudad más letona de Letonia. Lo cierto es que invita a pasear por sus tranquilas calles.
   

 
En un bucólico parque, se encuentran las ruinas de un castillo construido en 1209 por los caballeros portaespadas.
  

Dejamos Cesis para llegar a Araishi Archaeological Park, 2 €/pax. Se pueden visitar tres zonas arqueológicas: la reconstrucción de una asentamiento latgal de los siglos IX y X al que se llega a través de una pasarela de madera sobre el agua. 

Originariamente había unas cuarenta casas de madera y se han reconstruido  quince.
  

También podemos ver las ruinas de un castillo de piedra edificado por los livonios en el s. XIV. Este castillo tuvo una gran importancia económica y militar.


Por una pasarela, llegamos al asentamiento reconstruido perteneciente a la Edad  del Bronce en el que hay unas viviendas de juncos y hornos de tierra para asar carne y pescado.
  
En conjunto no es gran cosa ya que todo está en proceso de reconstrucción pero, si estáis por la zona, una escapada no está de más.

La siguiente parada es Sigulda, conocida como la "Suiza letona". Cuenta con una pista olímpica de bobsleigh que discurre por el valle. Es, además, la entrada principal al Parque Nacional de Gauja en donde proliferan castillos medievales y cuevas legendarias.


Una de estas cuevas es la Cueva de Gutmanis. Hay que dejar el coche en el párquing 2,50 € y caminar hacia la cueva. Esta cubierta de inscripciones del s.XVI. Se dice que el agua del arroyo tiene poderes curativos. 


De todas formas, la cueva está asociada a una leyenda: Maija, una bella niña de Sigulda fue llevada al castillo de Turaida tras ser hallada entre los heridos de una batalla. Fue criada como una princesa y cortejada por caballeros venidos de todas partes. Pero Maija amaba a Viktors, el jardinero del castillo y en la Cueva de Gutmanis es donde se encontraban los amantes.
 
  

Aunque ya es un poco tarde, nos acercamos al Castillo de Turaida. Dejamos también el coche en el parquing 1,50 € y compramos los billetes para el museo 2,80 €/pax. Nos ha costado más barato porque las casas y la iglesia ya se encuentran cerradas y sólo podemos verlo por fuera.

El castillo fue construido en ladrillo rojo en 1214. Durante el siglo XVIII hizo explosión al caer un rayo en su almacén de pólvora.
 
En el sendero que va del castillo a la carretera se halla la iglesia de Turaida



En el cementerio, dos limeros custodian la tumba de la legendaria Rosa de Turaida. Maija, la bella doncella, murió cuando uno de sus pretendientes la atrajo hasta la cueva por medio de una carta que imitaba la letra de su amado. A cambio de dejarla marchar, Maija le ofreció su bufanda, afirmando que poseía poderes mágicos protectores. Para demostrárselo, le propuso que le diera un golpe con su espada y, el pretendiente mató a la hermosa joven. Lo que no queda muy claro, es si Maija creía en los poderes de su bufanda o simplemente fue una artimaña para no caer en las manos del pretendiente.


Se cuenta que Viktors enterró a Maija cons us propias manos y plantó uno de los árboles, tras lo cual desapareció para siempre.


Las diversas casas que se encuentran esparcidas por los jardines se pueden ver exposiciones. Todas están abiertas de 10.00- 18.00. Nosotros ya lo hemos encontrado todo cerrado.
 

La ladera situada detrás se conoce como la Colina Daina y, en ella, se pueden ver muchas esculturas dedicadas a los héroes épicos nacionales. Realmente está muy bien cuidado y es muy agradable todo el jardín repleto de enormes esculturas. Nos damos prisa ya que parece que caerá, dentro de nada, el diluvio universal.
  
Hemos cumplido las visitas del día y ponemos dirección hacia Riga

Tenemos el hotel Radi Un Dragi en el centro de la ciudad. La habitación es grande, tiene las dos camas juntas. Una mesa y dos sillas y la televisión ladeada, de modo que, desde la cama, no se puede ver bien. Debemos dejar el coche en el parquing ya que es muy difícil aparcar en esta zona: 15 €/dia,
 
El baño me deja, literalmente, a cuadros. Perooo, hay plato de ducha, cosa bastante infrecuente, de momento, en los hoteles que hemos estado.
 
Salimos del hotel para cenar. A Cesc le apetece carne y, como tenemos muy cerca un Steiku Haoss, probamos esta cadena. 
Pedimos un roast beef  con salsa barbacoa acompañado de una mini ensalada; una ensalada César con beicon, dos cervezas y dos cafés. 
La ensalada César bién, aunque claro, tampoco uno se tiene que complicar demasiado la vida, es una simple ensalada. El roast beef bien pero, por el precio, hubiera podido ser mucho mejor. La cena, cara, nos han soplado 55 € y tenemos la certeza que no repetiremos.
 
Hoy ha sido un día muy completo así que, después de la cena, ya nos retiramos al hotel.

MIERCOLES 12-7-2017


Después del desayuno, estamos preparados para empezar a visitar la ciudad. Riga es la mayor de las tres capitales bálticas. Su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad. Paseamos  por las calles empedradas y alzando la mirada para ver hermosos edificios como la casa de Mentzandorff, una residencia del s. XVII , ejemplo de una casa adinerada, actualmente convertida en museo.


La iglesia de San Pedro representa el skyline de Riga. De confesión luterana, sus orígenes se remontan al s. XIII. Debido a las diversas vicisitudes a sufrido varias remodelaciones. La entrada cuesta 5 €/pax.

El interior es muy sobrio. A mi entender el precio es excesivo.
 

En la plaza del Ayuntamiento se encuentran edificios espectaculares, como la Casa de las Cabezas Negras, uno de los edificios más representativos del casco antiguo de  Riga. Este ornamentado edificio fue construido en el s.XIV para albergar la sede de la Hermandad de los Cabezas Negras, una asociación de comerciantes solteros. Fue destruido durante la II Guerra Mundial y vuelto a reconstruir entre los años 1995 y 1999.

 
Frente a la Casa de las Cabezas Negras, se encuentra la estatua de Roland espada en mano. Roland era considerado el defensor de los acusados.

El Ayuntamiento, en el lado opuesto de la plaza, se construyó en el año 2002.

En la plaza, también se encuentra el Museo de la Ocupación en Letonia. El museo repasa las ocupaciones nazi y soviética de Letonia entre 1940 y 1991. Es una pena pero, no podemos verlo porque el museo está en remodelación.

La catedral de Santa María, es el mayor templo de los países bálticos. Fue construida en el s. XIII aunque ha sufrido varias reformas a lo largo de los siglos y presenta varios estilos arquitectónicos diferentes. Esta catedral ha estado muy vinculada a la música y, prácticamente, todos los días del año se celebran conciertos. Tenemos la "pega" que en estos momentos se va ha celebrar un concierto. Aunque nos apetecería quedarnos, no hay tiempo, y no podemos entrar. Tendremos que volver más tarde para ver el interior.
 
Donde antaño se localizaba el mercado central de Riga, se alza la estatua de los fusileros, de color rojo oscuro. Estos fusileros eran ocho regimientos creados en la Primera Guerra Mundial para luchar en el Ejército Imperial ruso. Cuando estalló la Revolución rusa, la mayoría de ellos apoyó a los bolcheviques.Durante la época soviética se les conocÍa como los Fusileros Letones Rojos.

En nuestro camino hacia el rio Daugava, vemos interesantes edificios.

  
Al llegar al río vemos la estatua de Lielais Kristaps, el fundador de la ciudad. Según la la leyenda, este hombre alto y fuerte, vivía en el margen derecho del río. Transportaba a la gente a través del río Daugava. Una noche, mientras dormía, escuchó el llanto de un niño que procedía de la otra orilla. Sin dudarlo, fue en busca del niño y, con gran esfuerzo, consiguió llevarlo a su cabaña, donde lo puso a dormir junto a él. A la mañana siguiente, encontró un cofre de monedas en el lugar donde estaba el niño. El hombre utilizó las monedas para construir la ciudad. El primer edificio de Riga se construyó en el lugar donde Kristaps tenía su cabaña.

Frente a nosotros vemos el castillo de Riga. Construido en 1330 sirvió de residencia al gran maestre. A sufrido numerosas transformaciones a lo largo de los siglos y, su aspecto exterior, dista mucho de presentar la forma de un castillo clásico. Actualmente es la sede del presidente de Letonia.
 
La hilera de casas más antigua de la ciudad se encuentra en la calle Maza Pils, concretamente en los números 17, 19 y 21 y son conocidas como Los Tres Hermanos.
La casa número 17 presume de ser la más antigua ya que data del siglo XV.

La casa del número 19 es del s. XVIII.
 

El edificio del número 21 es de finales del s. XVII. En conjunto las tres casas están muy bien y es una de las estampas más fotografiadas de Riga.

Seguimos paseando por el casco antiguo a través de sus callejuelas empedradas de las que se levantan bonitas edificaciones.
 

Llegamos a la única puerta que queda en pie de las ocho que tenía la muralla de Riga. Fue construida a finales del s. XVII para dar acceso a la ciudad a los soldados suecos del cuartel de Santiago.

La Torre de la Pólvora, del s. XIV, es la única que ha sobrevivido de las 18 que había originalmente. Ha tenido diversos usos: almacén de pólvora, cárcel, cámara de tortura, museo, local para celebraciones estudiantiles; en la actualidad alberga el Museo de la Guerra.


Continuamos nuestro paseo hacia la colina del Bastión, un montículo junto a las antiguas fortificaciones de Riga. En los senderos, a cada lado del canal, se alzan cinco losas que representan los monumentos a las Víctimas del 20 de Enero de 1991. Cinco personas fueron asesinadas en este lugar cuando las fuerzas especiales soviéticas irrumpieron en el Ministerio del interior.
 
El parque es muy agradable, está bien cuidado. 
  
Incluso tiene un puente del amor, con candados incluidos.
 
Justo al salir del parque, vemos el monumento a la Libertad. Se levantó en 1935 y representa a una figura femenina de bronce que sostiene tres estrellas orientadas hacia el oeste que representan tres regiones de Letonia. Durante la época soviética estaba prohibido visitarlo. A finales de los años ochenta y principios de los noventa, el monumento a la libertad se convirtió en el centro del movimiento independentista que comenzó el 14 de junio de 1987 cuando 5.000 personas se reunieron en el lugar, "ilegalmente", para conmemorar a las víctimas de las deportaciones estalinistas. 
 
Tenemos la suerte de poder estar a la hora justa para presenciar el cambio de guardia (cada hora en punto de 9.00 a 18.00). Realmente es un espectáculo solemne.
  
Aprovechamos que hay un McDonald's muy cerca y hacemos un alto para comer. Continuamos nuestro paseo hacia la catedral ortodoxa rusa. Inaugurada en 1884 se utilizó como planetario durante la época soviética
 
Riga es la ciudad que cuenta con más edificios arquitectónicos en estilo Art Nouveau en todo el mundo. Más de 750 edificios modernistas se encuentran repartidos por la ciudad, incluso hay barrios enteros en los que al pasear  por sus calles te sientes transportado en el tiempo. 
A finales del s. XIX, la ciudad vivió una gran prosperidad económica, gracias al comercio y la industria.
El primer puerto del Báltico se encontraba en Riga, y era la quinta ciudad de la Rusia Imperial. Este crecimiento económico supuso también un crecimiento demográfico lo que ocasionó un "boom" inmobiliario que obligó a la ciudad a crecer extramuros.
Dos eventos marcan la llegada de esta nueva arquitectura: la exposición etnográfica letona de 1896 y la exposición de la industria y la artesanía de 1901, conmemorativa del setecientos aniversario de la ciudad. Todos los pabellones que se construyen por los jóvenes arquitectos graduados en el Instituto Politécnico de Riga, lo hacen según el nuevo estilo imperante pero adaptándolo a la identidad letona. 
-La primera corriente que apareció fue el estilo Decorativo: decoración muy recargada en las fachadas donde abundan las formas geométricas, motivos vegetales, máscaras muy expresivas y no puede faltar la figura femenina, símbolo de la belleza
A partir de 1906 aparece la corriente Racionalista o Perpendicular que se adapta a la cultura letona: se hace énfasis a la composición vertical de la fachada para esto se incluyen todos aquellos elementos que vinculan varios pisos y que incluso pueden sobresalir de la fachada.
El Romanticismo Nacionalista es la tercera corriente: aparecen los techos inclinados, volúmenes muy aparentes y se incluyen ornamentos propios del folklore local.

Las principales calles donde se localizan estos bellos edificios se encuentran principalmente en: Alberta iela, Elizabetes iela, algunas calles del distrito de las embajadas como Strelnieku iela y Vilandes iela así como, en el mismo centro histórico. 


Hay que mirar siempre hacia arriba para ver toda la ornamentación.
     
Después de ver toda esta belleza arquitectónica no me cuesta nada entender que Riga sea Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1997.
La ciudad tiene muchas zonas verdes donde los ciudadanos pueden hacer deporte, descansar, pasear y remar en familia.
En nuestro camino hacia uno de estos parques vemos una enorme monumento a un mono astronauta en reconocimiento a todos los animales que mandaron al espacio en la carrera por la conquista del espacio exterior. No se puede negar que la estatua es colosal.

Nos falta por ver la Casa Gato, casi un icono de la ciudad. A principios del s. XIX el dueño de esta residencia puso estatuas de gatos negros con la espalda arqueada y la cola levantada en lo alto del edificio y mirando al edificio del Gran Gremio. Se trataba de un gesto desafiante contra esta institución, que le había negado la entrada, ya que ésta se reservaba estrictamente para comerciantes alemanes adinerados. Tras un largo juicio, fue admitido bajo la condición de que pusiera los felinos en otra posición.
 
El Gran Gremio, creado en el siglo XVIII monopolizó el comercio de Riga durante muchos años.
Mientras paseamos, vamos a la búsqueda del magnético de la ciudad y, cuando lo encontramos, lo compramos ( 4.00 €), no sea que, al final, nos olvidemos. El tiempo ha ido cambiando y está a punto de llover.
Antes de regresar al hotel, vemos la escultura de los Músicos de Bremen. Al salir del hotel y empezar la caminata por la mañana ya hemos visto la escultura pero, había tanta gente, que era imposible sacar una foto más o menos decente. En estos momentos, aunque hacemos cola, no hay tanta gente como esta mañana. Todos los animales tienen sus hocicos super brillantes; todo el mundo quiere frotarlos para ver si les sonríe la suerte.

Después de todo el día caminando, nos vamos un rato al hotel. Aprovechamos para ver los correos, ponernos al día con las noticias, contactar con la família y descansar un poco.

Salimos temprano a cenar. Aún con frío, las calles de Riga están atestadas de gente, hay mucha animación y todas las terrazas están llenas de gente con las estufas encendidas. Parece un poco extraño en pleno julio.
Nos quedamos cerca del hotel, en un restaurante llamado "Grande Vita". No tienen cerveza, vaya.!. Pedimos salmón a la plancha y pollo, también a la plancha. No está  mal pero las raciones no es que sean demasiado generosas.
 
Después de una pequeña vuelta para hacer bajar la cena, nos retiramos al hotel.

JUEVES 13-7-2017

No hemos puesto el despertador, aunque sea un día, levantarse un poco más tarde, se agradece. Hoy llueve a cántaros.
Poco después de desayunar, nos dirigimos  hacia el monumento que conmemora a las victimas que perecieron en el campo de concentración de Kaiserwald.

Nuestra siguiente visita es el Museo del Motor de Riga. La entrada vale 10 € /pax pero os aseguro que vale la pena.

El museo hace un repaso al mundo del motor. Se pueden ver mas de un centenar de vehículos únicos, desde la rueda hasta el automóvil en una exposición moderna e interactiva. 
 
En el siglo XIX con el descubrimiento de la electricidad, se construyó el primer coche eléctrico de batería en la década de 1830. Junto con la invención del primer motor de combustión interna, la construcción del primer automóvil ya no era una perspectiva tan descabellada. Karl Benz patentó su "Benz Patent Motorwagen en 1886, conviertiéndose en el pionero de la industria automotriz.

Hay una cantidad importante de vehículos de diversas marcas, desde tiempos pretéritos hasta la actualidad, perfectamente cuidados.
    
Otra parte del museo está dedicada a los automóviles que una vez pertenecieron a Gorki, Stalin, Jrushchov y Brézhnev. 
Brézhnev se encuentra sentado al volante de su Rolls-Royce Silver Shadow con el frente destrozado como consecuencia de haber topado con un camión en 1980.
 
Stalin se encuentra sentado en el asiento trasero de su limusina blindada de 6.000 cc y un peso de 7 toneladas. El automóvil está totalmente cubierto de placas de hierro de 1,5 cm de grosor y las ventanas tienen un vidrio de 8 cm de grosor. 
 
No puede faltar el espacio dedicado a los coches de carreras.
 
Y, por supuesto, a las motos.
 
Otro punto a destacar del museo es la foto que puedes hacerte, como si fueras un alto dignatario. Dejando el correo electrónico, te mandan la foto casi al momento. Ha sido muy divertido.

Es un museo que hace las delicias de los amantes del motor pero también al público en general. Sin lugar a dudas, recomiendo su visita.
Al salir del museo está lloviendo a cántaros, vaya! ahora que nuestra siguiente visita es el Museo Etnográfico al Aire Libre de Letonia.

Al llegar al Museo aún está lloviendo mucho. Esperamos  dentro del coche para ver si para un poco de llover. Al cabo de un rato y viendo que la situación en vez de mejorar, empeora, decidimos pasar del Museo y volver a RIga. Es una lástima porque estos museos al aire libre son muy bonitos pero, con lluvia todo cambia.
Regresamos al hotel y nos quedamos a comer en su restaurante. 

La tarde la dedicamos a buscar el souvenir que nos falta para la familia. Hace bastante frío, las terrazas de los bares y restaurantes tienen las estufas encendidas y la gente se acurruca en las mantas.

Cuando tenemos lo que nos faltaba regresamos al hotel y nos ponemos al día con las noticias.
Cenamos temprano: un codillo al horno y unos "cepelinai", patata rellena de carne
 
Según Cesc el codillo está muy bien. Yo no disfruto demasiado con mi cena. Las bombas de patata están tan espesas que cuestan hasta de tragar. La verdad, no me han gustado.
Después de la cena, salimos a pasear un poco. Aunque hace bastante frío, la ciudad está animada y hay mucha gente paseando por las calles.
Regresamos al hotel y planificamos el día de mañana.

VIERNES 14-7-2017

Unos tímidos rayos de sol nos han despertado. Hoy parece que vamos a tener un buen día. Después del desayuno, dejamos el hotel y también Riga. Ponemos rumbo al campo de concentración de Salaspils.

Este campo se encuentra a unos 18 km al sudeste de Riga. 
 
Fue construido en 1941 por prisioneros de guerra soviéticos, judíos checos deportados, judíos alemanes y judíos del gueto de Riga. La mayoría murieron durante la construcción del campo debido al frío y las ínfimas condiciones de vida. 
En este campo también fueron confinados muchos niños huérfanos debido al conflicto bélico en la frontera soviético-letona en 1943. Muchos de estos niños fueron utilizados como mano de obra esclava y, los más jóvenes, fueron utilizados como donantes de sangre involuntarios para abastecer los hospitales militares alemanes. En el campo, murieron miles de niños.
No queda nada del campo, en su lugar, hay un memorial muy impactante. Grandes figuras de clara estética soviética se levantan en medio de un solitario bosque.
  
El silencio, sobrecogedor, queda interrumpido por unos inquietantes batidos de un corazón que emerge de las entrañas de la tierra y nos recuerda las vidas humanas que aquí fallecieron.
La soledad del lugar, sin nadie, hace que el memorial sea conmovedor.
 
Dejamos el bosque de Salaspils

Nuestra siguiente parada es el Palacio de Jelgava. En nuestro camino hacia allí atravesamos algunos pasos a nivel. Hay que ir con cuidado porque la señalización es muy pobre: sólo un semáforo en rojo, ni barreras ni nada.
 
Del siglo XVI al XVIII, Jelgava fue capital del Ducado de Curlandia. En la ciudad se reunía la alta burguesía en invierno. La ciudad fue prácticamente destruida en las dos guerras mundiales En el palacio se encuentra el panteón familiar de los duques de Curlandia. Por desgracia, el palacio se encuentra en obras y sólo podemos hacer fotos del exterior. Fue construido en 1783 en estilo barroco y tiene 300 habitaciones. Actualmente alberga la Universidad Agrícola de Letonia.
 
Salimos de la ciudad en dirección al palacio de Mezotne. Fue construido entre 1797 y 1802 para Charlotte von Lieve, la institutriz de los nietos de la emperatriz Catalina II. Las reformas agrarias de 1920 transformaron la residencia familiar en escuela agrícola.
Restaurado en 2001, pueden visitarse varias dependencias. Parte del palacio lo ocupa un hotel que, según dicen, es uno de los más bonitos de la Letonia interior. Tenemos la mala suerte que se está celebrando una boda y han tomado todo el hotel, con lo cual, tampoco lo podemos visitar.

Pues que le vamos a hacer.! Volvemos al coche con una sonrisa.

Paramos en una gasolinera y aprovechamos para comer en un Hesbusrger. Esta cadena de hamburgueserías, tipo McDonald's, está bastante bien, nos solucionan muchos problemas cuando vamos a deshora y, están muy bien de precio. 
Nuestro siguiente destino es otro castillo, el castillo de Bauska, a ver si tenemos suerte y lo encontramos abierto.
El castillo de Bauska fue construido por la Orden de Livonia en 1443 para fortalecer su poder, proteger la frontera con Lituania y controlar la ruta comercial de Lituania a Riga
Despues de la creacion del Ducado de Curlandia en 1562, el castillo quedó a disposición del primer duque de Curlandia, Gothard Kettler.
Por suerte, lo encontramos abierto (5 €/pax).

Se ha llevado a cabo una gran obra de restauración y se pueden diferenciar perfectamente las dos partes, la restaurada y la antigua fortificación, prácticamente en ruinas.

El interior del castillo alberga un museo en el que se pueden ver hallazgos arqueológicos y una colección de arte de los siglos XVI y XVII.
 
Los espacios están muy bien logrados.
  
La parte antigua del castillo es realmente ruinosa.
 
Aunque el castillo podría ser una visita prescindible, nos ha gustado visitarlo. 
Hoy parece ser día de castillos y palacios y, uno de los palacios de visita ineludible, es el Palacio de Rundale.
 
Dejamos el coche en el parquing y vamos deprisa hacia el palacio ya que cierran a las seis de la tarde. Hay dos tipos de entradas, la corta y la larga, en función de los aposentos que se quieran pagar y visitar. Nosotros optamos por la entrada larga cuyo tiket son 6 €/pax y 2 € la cámara de fotos. La entrada corta, creo recordar que eran 4 €.Si se va con trípode, el suplemento es de 50 € (casi nada). Los jardines son también billete aparte de 4 € aunque si se opta por un billete combinado, sale mejor de precio.
Dejamos el trípode y la mochila en unas taquillas que hay a la entrada, al igual que el palo selfie ya que no se pueden hacer selfies.
El palacio fue construido por Bartolomeo Rastrelli, arquitecto italiano que también construyó el Palacios de Invierno en San Petersburgo, para los duques de Curlandia a mediados del siglo XVIII.
Lo que caracteriza a este palacio es el lujo y la ostentación. La entrada, a través de una bonita escalera, ya nos insinúa, la belleza que encontraremos más adelante.

La sala dorada era la sala del trono.

La impresionante sala blanca, era la sala de baile.

En un pequeño gabinete, llamado la sala de la porcelana, se exponen finísimas piezas de porcelana oriental, símbolo del poder y riqueza del duque.

El palacio tiene 138 habitaciones y se pueden visitar unas cuarenta. Todas tienen diferentes colores y ambientaciones y todas, decoradas con igual suntuosidad.
    
El tiempo nos apremia un poco y los jardines no los vemos pero, el palacio es precioso y vale mucho la pena su visita.
Volvemos a la carretera y entramos en Lituania.
Llegamos a Siauliai. No nos interesa la ciudad, una de la más grande del país, lo que nos interesa de esta zona, se encuentra a unos 13 km de esta ciudad, la llamada Colina de las Cruces, un lugar curioso e interesante, lleno de leyendas y mitos, que no podemos perdernos. Por suerte, podemos aparcar en la misma carretera ya que no hay nadie.

El origen de la aparición de estas cruces es incierto pero, se cuenta que empezaron a aparecer durante la Edad Media para conmemorar a los fallecidos durante las guerras con los caballeros teutones que querían conquistar la región. 
Posteriormente, durante la ocupación rusa en el siglo XIX y la resistencia lituana, aparecieron multitud de cruces. La incapacidad de recuperar los cuerpos de los fallecidos durante las contiendas, volvieron a aparecer multitud de cruces en homenaje a los familiares y amigos desaparecidos.
El lugar se conviertió en simbolo de la libertad y la resistencia a la opresión. Esto no gustó nada a los soviéticos que intentaron, una y otra vez, destruir la colina y todas las cruces ya que se oponía a la ideología soviética. Durante la noche del 5 de abril de 1961 todas las cruces fueron destruidas y empujadas colina abajo. Las cruces de madera fueron quemadas, las de metal, fundidas, las de piedra, aplastadas para ser utilizadas para la construcción de carreteras. Después de esta primera destrucción, vinieron otras cuatro más, incendiando la colina, convirtiendóla en un vertedero, prohibiendo su acceso e incluso se quería inundarla. Sin embargo, cada vez que se destruía, más poderosamente era reconstruida a pesar de los peligros, prohibiciones  y persecuciones.
La colina se convirtió en un símbolo de la fe inquebrantable del pueblo, de sus sufrimientos y esperanzas.
Desde lejos no se aprecia la grandeza del lugar.

Pero, a medida que te vas acercando, se va apreciando que casi no queda un milímetro de espacio vacío, prácticamente no se ve el suelo ya que las cruces se amontonan casi una encima de la otra.
 
Hay cruces grandes, pequeñas y muy pequeñas, de madera, de hierro, con inscripciones, con rosarios, con imágenes...
 
Cada cruz es una historia, un recuerdo para no olvidar. Es sobrecogedor el silencio, solo interrumpido por el tintineo de las cuentas de los rosarios mientras paseas a través de tantas y tantas cruces.
  
En 1993, el papa Juan Pablo II visitó el lugar y lo santificó.
 
Lo que en un principio representaba el espíritu de resistencia y libertad, actualmente, las más de 100.000 cruces han convertido el lugar en un gran centro de peregrinaje para honrar la memoria de los seres queridos. Seas o no creyente, el lugar es curioso a la vez que impactante. Nos ha gustado mucho.
Nos alojamos en el hotel Grafo Zubovo al que llegamos sobre las 20:15 de la tarde. Está un poco apartado del centro de la ciudad. Los muebles parecen sacados de los años 60 pero, la habitación está limpia y esto es lo que más aprecio
 
El baño es pequeño pero hay ducha.
 
Como el hotel esta apartado de la ciudad, nos quedamos a cenar en el restaurante del hotel. El salmón con verduritas y la trucha con patatas, no han estado nada mal.
El día ha sido intenso y muy bien aprovechado, además el sol nos ha acompañado prácticamente todo el día. Que más podemos pedir.!

SÁBADO 15-7-2017

Nos hemos despertado temprano porque hemos dormido fatal. La cama es horrible. Ayer nos preguntaron que tipo de desayuno queríamos, continental o americano. Aunque somos conscientes que la comida más importante del día es el desayuno, nosotros, por la mañana, nos apañamos bien con una pasta o tostadas, zumo y un café, por lo tanto, optamos por el desayuno continental.
El día ha amanecido bien pero, poco a poco, se ha ido nublando. El sol no calienta demasiado y la temperatura no sube más de 17º.
El planning de hoy es visitar el Istmo de Curlandia pero antes queremos ver la ciudad de Palanga, situada a 180 km de Siauliai, lugar de donde partimos.
Palanga ha recibido el nombre de la "capital de verano de Lituania" ya que durante el periodo estival llegan multitud de visitantes tentados por las largas playas de fina arena. La ciudad tiene bonitas calles para pasear.


Aunque lo más importante de la ciudad son sus playas. Con 17º de temperatura ambiente puedo imaginarme lo fría que debe estar el agua. Pocas personas gozan del baño en las heladas aguas del Mar Báltico.
  

De la ciudad de Palanga nos interesa ver el Museo del Ámbar que se encuentra situado en el Palacio Tiskeviciai.


El palacio tiene un emplazamiento ideal en medio de un frondoso parque salpicado de pequeños lagos.

La entrada cuesta 2,40€/pax e incluye también la visita de una parte del palacio.

El museo nos muestra la historia del "oro de Lituania" . La exposición es muy interesante ya que tiene la mayor colección de inclusiones, materiales o animales, atrapados en el ámbar.
  
También hay una gran exposición de piezas realizadas con esta resina vegetal fosilizada.
  

 
Después de visitar el museo ponemos dirección hacia Klaipeda puerta de entrada al Istmo de Curlandia. Debemos de coger el ferry cuyo precio es 11.85 € por coche. Una vez se llega al istmo hay que pagar una tasa ya que se entra en el parque nacional. Esta tasa es de 20 €, a mi entender, excesiva.


La longitud total del istmo es de 98 km de los cuales, 52 km pertenecen a Lituania y el resto forma parte de Rusia. La anchura va de los 400 metros hasta los 3.800 metros separando la laguna de Curlandia del mar Báltico.

El istmo, según la leyenda, se dice que fue creado por la giganta marina Neringa transportando en su delantal arena que colocó para crear un puerto protegido para los pescadores locales.
Lo cierto es que el istmo fue creado hace miles de años, cuando el viento y las olas del mar Báltico empezaron a acumular arena en las aguas poco profundas cercanas a la costa.
La masiva deforestación durante el s. XVI provocó el inicio de los movimientos de la arena empujada por los vientos. El estado desértico de la zona hizo que se le llamara el "Sáhara Lituano".
El paisaje actual del istmo fue realizado por los residentes de la zona en su contienda contra el viento, que empujaba la arena hacia los asentamientos y pueblos de pescadores. Durante el siglo XIX el gobierno prusiano lanzó una reforestación muy importante en un intento de frenar el avance de las dunas. Debido a esta unión entre naturaleza y hombre en la configuración del paisaje, el istmo de Curlandia fue declarado parque nacional y fue incluido en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2.000
La única carretera del istmo desciende hacia el sur atravesando un paisaje totalmente boscoso de altos pinos.
La primera parada la hacemos en el pueblo de Juodkrante. Un pequeño y tranquilo pueblo costero. Su paseo marítimo está salpicado de esculturas contemporáneas de piedra y metal creadas durante un simposio internacional llamado "Tierra y agua".
 
El centro del pueblo esta formado por bonitas casas de madera de distintos colores.
  
Después de dar una vuelta por el pintoresco pueblo, nos dirigimos a la colina de las Brujas
 
Un pequeño sendero serpentea a través de esta colina en la que se encuentran un buen número de esculturas talladas en madera representando brujas, demonios y otros seres fantásticos del folclore lituano. No es que el lugar sea espectacular, pero si que es curioso.
  
El Parque Nacional del Istmo de Curlandia tiene zonas estrictamente protegidas cuyo acceso está prohibido. Otras zonas son de acceso restringido y otras son de libre acceso. En todo caso, la fragilidad del istmo, requiere de una normativa muy estricta que hay que acatar sin rechistar: 


-Está prohibido corretear por las dunas, recoger flores o salirse de los senderos señalizados.

-Está prohibido hacer camping.
-Está prohibido encender hogueras.
-Está prohibido tocar los nidos de las aves. La mayor colonia de garzas grises y cormoranes de Lituania se encuentran al sur de Juodkranté. 
-No está permitido bañarse en la laguna ya que está contaminada.


No es posible el baño en la laguna pero no hay ningún problema en hacerlo en las frías aguas del Mar Báltico. Para llegar a las playas hay que atravesar el bosque de pinos siguiendo la pasarela instalada en el suelo.

 
Solitarias playas se extienden a lo largo del istmo. El silencio es interrumpido por el suave oleaje del mar y el entorno es muy relajante.
 
Nida es la población más grande de la parte lituana del Istmo de Curlandia. Inspirados por la belleza del lugar, a finales del s. XIX muchos artistas prusianos se instalaron aquí. La población poco a poco fue creciendo debido al turismo y, el pequeño pueblo de pescadores, fue transformándose en un centro turístico en donde personajes famosos, como el escritor alemán Thomas Mann o el filósofo francés Paul Sartre y su compañera Simone De Beauvoir,  pasaban sus días de veraneo  en este envidiable entorno natural.
 

Lo más interesante de Nida es la duna Parnidis. Esta duna se eleva hasta 52 metros por encima del nivel del mar.  Desde la plataforma de observación, situada en la cima de la duna, hay unas buenas vistas de todo el entorno.
 
Estas dunas son móviles. Los científicos estiman que cada persona que asciende o desciende por las empinadas laderas de las dunas, mueve varias toneladas de arena, por lo que a los visitantes solo nos es permitido subir por los senderos señalados.
En la cima de la duna hay un reloj de sol realizado en granito. El pilar de 13,8 metros de alto, pesa 36 toneladas. 
 
Justo al lado, hay pequeñas losas, también de granito que representan las horas y unas muescas que representan las medias horas. Los meses están representados con escalones y hay cuatro ranuras adicionales para los solsticios y equinócios.

Hemos llegado al final de la zona lituana. Estamos a poca distancia de la zona rusa, de Kaliningrado y que también nos hubiera gustado ver pero, los visados eran muy caros y creímos que no merecía la pena para estar poco tiempo. 

Damos la vuelta para volver a coger el ferry. Por suerte ahora no tenemos que volver a pagar. Tenemos que hacer cola y esperar. Una vez ha llegado el barco, todos a dentro.
 
Tenemos nuestro alojamiento en Klaipedia. El hotel Memel tenía  buenas críticas y por esta razón lo elegimos.

Estamos en un tercer piso pero, por suerte, hay ascensor. En realidad nos ha tocado la buhardilla.

No me gustan demasiado las buhardillas ya que me gusta dormir con las persianas bajadas y, la verdad, aunque pueda parecer muy romántico mirar las estrellas, en el caso que no esté nublado, yo prefiero tener vistas a la calle.
No hay armario, solo unas perchas  y una estantería. El aire acondicionado consiste en un pequeño ventilador en lo alto del mueble.

El televisor también es muy pequeño.

El baño también es bastante pequeño. No hay amenities, solo dispensadores de jabón. La verdad, por el precio 80.10 €, podría estar bastante mejor.
Como es un poco tarde, nos vamos a buscar algún lugar para cenar. En el llamado Friedrich Passage, una calle un poco escondida que nos queda bastante cerca del hotel, encontramos varios restaurantes juntos. Elegimos el que se adapta a nuestros gustos y, como viene siendo habitual, pedimos salmón con arroz y verduras. No es que las raciones sean abundantes pero el precio está bien. Dos de salmón junto con las cervezas  nos ha costado 25.00 € los dos.

Después de la cena, directos al hotel. Hoy hay que contactar con la family, revisar correos y otros menesteres de ordenador.

DOMINGO 16-7-2017

El desayuno del hotel no es demasiado diferente a los hoteles que hemos estado: pan de molde, algo de embutido y queso y dos tipos de platos calientes que, normalmente, consisten en bacon, frankfurts y tortitas.
Klaipeda, llamada Memel hasta 1925, fue fundada por la Orden Teutónica en 1252. Fue un importante puerto comercial  y en 1629 fue destruida por los suecos. Tras las guerras napoleónicas, la ciudad pasó a formar parte de Prusia hasta la Primera Guerra Mundial. En este momento la mitad de la población era alemana y la otra mitad lituana. En 1923, las tropas lituanas conquistaron el territorio y posteriormente la ciudad cambió de nombre, llamándose klaipeda
Es la tercera ciudad más grande de Lituania. Su ambiente y la arquitectura germánica son el reflejo de su pasado como Memel, la antigua capital de Prusia. Fue reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial y, hoy en día, la población alemana es muy escasa.
La plaza del Teatro es el corazón de la ciudad. Desde el balcón del teatro, Hitler proclamó la anexión de Memel a Alemania.

Klaipeda tiene mucho interés para los amantes de las esculturas ya que toda la ciudad está llena de ellas. Nosotros intentaremos ver algunas de ellas.
Empezamos por  la llamada Arka. Un colosal arco de granito, roto en uno de  sus extremos. Fue erigida para conmemorar la anexión de Klaipeda a Lituania. En ella se puede ver la inscripción "somos una nación, una tierra, una Lituania".

El parque Martynas Mazvydas, anteriormente un cementerio alemán, se encuentran 120 esculturas realizadas a finales de la década de 1970.
   
Muy emotiva es la escultura llamada "Despedida". Una madre  lleva una maleta en una mano mientras que en la otra, agarra fuertemente la mano de un niño que sostiene a un osito de peluche. 
La obra representa a los alemanes que tuvieron que dejar la ciudad cuando ésta fue anexionada a Lituania en 1923.

Seguimos nuestro camino hacia Kaunas por una autopista bastante buena, a diferencia de las carreteras del interior que muchas están sin asfaltar. 
Antes de llegar a Kaunas hacemos una parada para ver el Noveno Fuerte. Hay un gran parquing para dejar el coche.
El complejo está formado por un museo y el fuerte propiamente dicho. Los billetes hay que comprarlos en el museo. Entrada 3 €/pax. 

El interior es como una iglesia.
 

A través de fotos, documentos y objetos personales, descubrimos la historia de Lituania, las ocupaciones que sufrió, tanto soviética como alemana y los crímenes cometidos por ambas, la historia de Romas Kalanta, el estudiante de 19 años que se autoinmoló en protesta contra el régimen soviético en Lituania y la posterior independencia del pais.
    

Una vez visto el museo nos dirigimos hacia el fuerte. 

A principios del siglo XX, la ciudad de Kaunas estaba rodeada de un anillo de ocho fuertes. El Imperio Ruso se vio obligado a renovar y reforzar los sistemas defensivos de su frontera occidental debido al clima pre-bélico que se vivía en Europa.
El noveno fuerte comenzó a construirse en 1903 y estrategicamente era muy importante. La construcción duró hasta 1913. En aquel momento fue muy innovador ya que el fuerte tenia conexiones seguras a través de galerías subterráneas y disponía de electricidad y sistema de ventilación forzada en algunas salas. 
La primera ocupación soviética del fuerte fue de 1940-1941. Aquí llegaron muchos intelectuales lituanos antes de mandarlos al exilio, a lugares remotos de la Unión Soviética en un intento de destruir la soberanía, la lengua, la cultura y la religión de Lituania.
En 1941, fue ocupado por los alemanes y el noveno fuerte se convirtió en un lugar de asesinatos masivos, especialmente del pueblo judio. En las exposiciones se pueden ver las condiciones de vida de los presos, inscripciones en las paredes y también la fuga de 64 prisioneros.
Tambien se puede ver la vida en el gueto de Kaunas y los destinos de su gente. Hay también una exposición dedicada a los diplomáticos que salvaron vidas de los judíos.
  
Al pasar la puerta de entrada, el corazón se encoge. El fuerte es muy grande, lóbrego y hace mucho frío. Nos podemos imaginar las duras condiciones en que mal vivieron las personas encarceladas, tras superar el interrogatorio inicial.

Se pueden ver grandes y húmedas salas con camastros
 
Celas de castigo.

Y la vida en el gueto de Kaunas

La segunda ocupación soviética fue de 1944 hasta 1990. Con el retorno de los soviéticos continuaron  las represiones contra los habitantes de Lituania.  Se realizaron deportaciones masivas a Sibéria. 
En las diversas salas podemos ver muchos documentos y fotos de la historia del fuerte y del paso de los miles y miles de personas que allí sufrieron y murieron.

Atravesamos los largos y fríos pasillos en un silencio roto por nuestros propios pasos.
 
Las diversas funciones que, a lo largo de los años ha tenido el fuerte, han sido testimonio de episodios trágicos de la historia de Lituania. Solo durante la ocupación nazi, en el IX Fuerte perecieron unas 50.000 personas, de las cuales, unas 30.000 eran judías.
Al salir del fuerte respiramos aliviados. El sol nos acaricia y nos reconforta después de un buen rato dentro de las gélidas paredes del IX Fuerte.
Un impresionante monumento se levanta en recuerdo de todas las víctimas que  perecieron aquí.
 
Salimos hacia la ciudad de Kaunas pero, previamente, paramos a comer a un Hesburger. Kaunas es la segunda ciudad más grande del país. No es una ciudad monumental pero tiene algunos edificios que forman parte del patrimonio nacional de Lituania.
Empezamos por el castillo, una edificación de ladrillo rojo que empezó a construirse durante el s.XIV pero que, a lo largo de su historia, ha sufrido numerosas destrucciones. Hace algunos años fue reconstruido totalmente, aunque sólo queda una torre, varios tramos de muralla y parte del foso. Fue un importante bastión fronterizo occidental de Lituania.

Junto al castillo vemos la iglesia de San Jorge.

Antes de llegar a la Plaza del Ayuntamiento, vemos la Escuela de teología de la ciudad.

La plaza del Ayuntamiento es muy grande. Se encuentra rodeada de bonitas casas de comerciantes alemanes de los siglos XV y XVI y muchas elegantes terrazas, bares y lugares de ocio.
 
En el centro de la plaza se alza el edificio más emblemático de la ciudad, el Ayuntamiento, llamado cariñosamente el "cisne blanco".

En una esquina de la plaza se erige la estatua de Maironis (1862-1932). La obra poética de este sacerdote está considerada uno de los pilares de la literatura lituana y una persona importantísima en el resurgimiento nacionalista de finales del s. XIX y principios del s.XX. Se le representa con una mano en la barbilla para evitar que se le vea el cuello blanco de los sacerdotes. Stalin prohibió todas sus obras.

El escritor vivió entre 1910 y 1932 en la casa que se encuentra detrás de la estatua y que hoy es el Museo Maironis de Literatura Lituana.
Muy cerca encontramos una placa conmemorativa en recuerdo a  Vladislav Starevicius (1882-1965), un artista pionero en la animación de dibujos animados.

La catedral de San Pedro y San Pablo es uno de los edificios de ladrillo más antiguos de Kaunas. Tiene nueve altares y aquí reposa Maironis.
  
Nos acercamos hasta la casa Perkunas, una casa de ladrillo rojo del s. XVI que servia de oficinas comerciales y que ocupó el antiguo emplazamiento de un antiguo templo dedicado al dios lituano del trueno, Perkunas.

Dejamos la parte antigua de la ciudad y nos vamos hacia la ciudad nueva para ver la iglesia de San Miguel Arcángel. Fue construida entre 1891 y 1895 cuando Kaunas formaba parte del imperio ruso. De estilo neobizantino cierra la perspectiva de la Aleja Laisves, la calle peatonal principal. Los soviéticos la convirtieron en un museo dedicado a vidrieras de colores y hasta 1991 no recuperó su condición de lugar de culto.

En la misma plaza se alza la estatua "Hombre", inspirada en Nike, el dios griego de la victoria. La escultura fue motivo de una agria polémica cuando fue presentada en sociedad mostrando sus atributos masculinos.

Vista la ciudad de Kaunas, ponemos rumbo hacia Vilnius. Por suerte se ha puesto a llover en cuanto entrábamos en el coche y la temperatura a bajado a 18º.
El hotel Artis Centrum no está mal. La habitación es grande y tiene un minibar muy bien surtido (aunque nunca lo utilizamos). Nos piden la tarjeta de crédito para garantizar el minibar, esta desconfianza  no me ha gustado nada.
 
El baño tiene una bañera muy alta.
 
Estamos un poco cansados para ir a cenar a la ciudad y preferimos quedarnos en el hotel. Pedimos filete de cerdo y salmón. Han tardado mucho en servirnos y eso que solo hay una pareja en el restaurante. El salmón está horrible parece pasado, no lo he terminado por miedo a que me sentara mal. Vaya.! que muy caro y malo. Para no repetir.
Subimos a la habitación y preparamos el día de mañana.

LUNES 17-7-2017


Hemos dormido bastante bien. Bajamos a desayunar y el comedor está lleno. Casi debemos esperar mesa. El desayuno es muy correcto.
Comenzamos nuestra caminata para visitar la ciudad.
Vilnius es la capital de Lituania y, aunque a mi parecer,  no tiene el encanto embriagador de Tallín o la majestuosidad de los edificios modernistas de Riga, bien merece una visita, no en vano, su casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad por contener el mayor numero de edificios barrocos de Europa.
Empezamos por la iglesia de Santa Catalina, cuya fachada nos muestra unos delicados y suaves colores pastel.
 
Nos adentramos en el barrio judío. Vilnius era llamada la Jerusalén del Norte ya que tenía una de las comunidades  judías más importantes de Europa. La población hebrea alcanzó su máximo apogeo en vísperas de la Primera Guerra Mundial. Numerosas sinagogas y escuelas en donde se impartía el estudio de la Torá, se repartían por la ciudad pero, esta numerosa comunidad no fue impedimento para que hubieran varios brotes de antisemitismo en la ciudad.
En 1940 Letonia fue ocupada por la Unión Soviética y esta anexión fue perjudicial para los judíos. Se cerraron escuelas y se nacionalizaron los negocios. La ocupación alemana fue peor y  acabó con la Jerusalén del Norte. Los alemanes crearon dos guetos. El ghetto 1 y el ghetto 2 separados por la calle Niemiecka que servía como barrera entre ellos. En un primer momento repartieron a la gente al azar.  Posteriormente se hicieron selecciones y el ghetto 1 acogió a las personas que se les consideraba útiles, artesanos y trabajadores con permisos de trabajo y sus familias los cuales trabajaban en las fábricas o en proyectos de construcción fuera del ghetto. 
Los que eran considerados inútiles para trabajar como los niños, enfermos, ancianos, intelectuales... fueron trasladados al ghetto 2 que duró sólo 46 días siendo todos sus habitantes masacrados en el bosque de Paneriai.
El ghetto  1 duró hasta septiembre de 1943. Sólo 6.000 judíos de Vilnius lograron escapar.
Actualmente, prácticamente no queda nada y, el proceso de restauración del barrio judío, fue objeto de grandes controversias ya que hubo mucha gente que se opuso abiertamente al proceso.
Tan sólo unas placas conmemorativas y algún resto del muro es lo que se puede ver en el barrio judío.
   

La iglesia de San Casimiro es la iglesia barroca más antigua de la ciudad. Fue construida por los jesuitas entre 1604 y 1615. Bajo el poder zarista, los ortodoxos tomaron el templo y le añadieron una cúpula en forma de cebolla que se retiró en 1942. En la época soviética se convirtió en un museo ateo.

La plaza del Ayuntamiento esta rodeada de elegantes casas.
 

Antiguamente en esta plaza se situaba el Ayuntamiento de estilo neoclásico. 

El edificio ha tenido diversas funciones y usos. En su interior, actualmente, acoge a la oficina de turismo. El Ayuntamiento se encuentra en la parte nueva de la ciudad.

Seguimos nuestro camino hacia el río y, repentinamente, nos encontramos en otro país: llegamos a la República de Uzupis.

Junto al puente que atraviesa el Vilnelė un letrero nos da la bienvenida y nos informa de las normas que imperan en la República: hay que tener precaución de no caer al agua, la velocidad máxima dentro de la República es de 20 kms/h, la Mona Lisa nos indica que la zona es principalmente artística y, el símbolo de la sonrisa, nos recuerda que hay que ser felices o que tal vez, todo esto sea sólo una broma.
 
Este barrio, al otro lado del río, históricamente fue habitado por judíos pero, después de la 2ª Guerra Mundial, desaparecieron todos sus habitantes y las casas quedaron vacías. Gente de escasos recursos como vagabundos y prostitutas ocuparon las casas en ruinas. El barrio, totalmente desfavorecido, tenía escasos servicios públicos.
Poco a poco, al ser una zona muy barata, muchos artistas se instalaron en el barrio y
un 1º de abril de 1997 los vecinos de este barrio, al otro lado del puente, se rebelaron y proclamaron la República. Tiene su propio presidente, bandera y moneda además de un ejército de menos de 20 hombres.

Actualmente el barrio, tomado por artistas y bohemios, se encuentran numerosos talleres artesanales y galerías de arte que han reactivado la zona convirtiéndola en un atractivo más de la ciudad de Vilna, incluso se ha comparado el barrio con Montmartre de París aunque  yo no le encuentro el paralelismo o similitud por ninguna parte.

En la plaza principal se encuentra la estatua de un ángel tocando una trompeta que simboliza precisamente este renacimiento.

El turismo, el arte y la cultura han revitalizado un barrio muy degradado y actualmente proliferan las terrazas y pequeños restaurantes, en los callejones empedrados.

Cada 1º de abril, día de los inocentes, el "ejército", toma las entradas del barrio y sella el pasaporte a los visitantes. Todo muy curioso pero, lo más llamativo de esta República es su constitución basada en 41 artículos, cada uno de los cuales supera al anterior en singularidad. La Constitución de la República de Uzupis se encuentra expuesta la calle Paupio y traducida en 8 idiomas.
 
Los artículos de la Constitución son los siguientes.

1.Todos tienen derecho a vivir cerca del río Vilnelé y el río Vilnelé tiene derecho a fluir cerca de todos.
2.Todos tienen derecho a agua caliente, a la calefacción en el invierno y a un tejado.
3.Todos tienen derecho a morir, pero no es su obligación.
4.Todos tienen derecho a equivocarse.
5.Todos tienen derecho a ser únicos .
6.Todos tienen derecho a amar.
7.Todos tienen derecho a no ser amados, pero no necesariamente.
8.Todos tienen derecho a ser insignificantes y desconocidos.
9.Todos tienen derecho a ser perezosos y a no hacer nada.
10.Todos tienen derecho a amar y proteger un gato.
11.Todos tienen derecho a cuidar de un perro hasta que uno de los dos se muera.
12.Un perro tiene derecho a ser un perro.
13.Un gato no está obligado a amar a su dueño, pero le debe ayudar en los momentos difíciles.
14.Todos tienen derecho a no saber de vez en cuando que tienen obligaciones.
15.Todos tienen derecho a dudar, pero no es su obligación.
16.Todos tienen derecho a ser felices.
17.Todos tienen derecho a ser infelices.
18.Todos tienen derecho a guardar silencio.
19.Todos tienen derecho a tener fe.
20.Nadie tiene derecho a usar la violencia.
21.Todos tienen derecho a darse cuenta de su irrelevancia y de su grandeza.
22.Nadie tiene derecho a usurpar la eternidad.
23.Todos tienen derecho a comprender.
24.Todos tienen derecho a no comprender nada.
25.Todos tienen derecho a tener varias nacionalidades.
26.Todos tienen derecho a celebrar o a no celebrar su cumpleaños.
27.Todos tienen la obligación de recordar su nombre.
28.Todos pueden compartir lo que poseen.
29.Nadie puede compartir lo que no posee.
30.Todos tienen derecho a tener hermanos, hermanas y padres.
31.Todos pueden ser libres.
32.Todos son responsables de su libertad.
33.Todos tienen derecho a llorar.
34.Todos tienen derecho a ser incomprendidos.
35.Nadie tiene derecho a echarle la culpa al otro.
36.Todos tienen derecho a ser subjetivos.
37.Todos tienen derecho a no tener ningún derecho.
38.Todos tienen derecho a no tener miedo.
39.No venzas .
40.No te defiendas
41.No te rindas.

Aunque esta República es una ficción, no cabe la menor duda que, los habitantes de Uzupis gozan de un gran sentido del humor y de una imaginación excelente. Se lo debieron pasar en grande elaborando esta surrealista Constitución y, aunque muchos de sus artículos son absurdos, otros tantos son tan obvios y elementales que incluso se llegan a olvidar.
Dejamos atrás esta insólita República atravesando el puente de los candados.

La iglesia de Santa Anna fue construida a finales del siglo XIV para Anna, esposa del Duque de Lituania Vytautas el Grande. Un incendio destruyó la estructura de madera de la iglesia y en el 1500 fue reconstruida por los hermanos franciscanos en 33 tipos de ladrillo. Más tarde, en el siglo XIX, se diseño el campanario neogótico.
 
Una curiosidad de Vilna es la estrecha y poco transitada calle de la Literatura, dedicada a los escritores que han tenido alguna relación con la ciudad.En sus paredes cuelgan numerosas obras, en pequeño formato, de artistas locales, convirtiendo la calle en una galería de arte, al aire libre.
  
La calle Pilies es la más antigua del casco antiguo. Por esta calle adoquinada pasaban las carrozas reales, legados papales y en general, lo mejor de la sociedad  para llegar al castillo. Al ser una calle tan importante los nobles, comerciantes y profesores de la antigua Universidad, construyeron aquí sus casas.
La casa de los Signatarios, muy importante en la historia de Lituania, se encuentra también en esta calle. Aquí se firmo el Acta de Independencia de Lituania el 16 de febrero de 1918.
  
La calle está repleta de restaurantes y pequeños cafés. Nos quedamos en un italiano. Las pizzas nunca fallan.
Después de comer nos dirigimos hacia la Universidad. Entrada 1,50 €. Fundada en 1579 es la más antigua de Europa. El complejo de la Universidad de Vilnius fue construido entre los siglos XVI y XIX, consta de 16 edificios y 13 patios conformando un autentico laberinto. Los edificios, al ser una construcción tan dilatada en el tiempo, representan los principales estilos arquitectónicos que predominaron en Lituania: gótico, renacentista, barroco y clasicismo.
  
La Universidad fue cerrada por los rusos en 1832 y no se volvió a abrir hasta 1919. Actualmente estudian en ella 22.500 alumnos. Tiene la biblioteca más antigua de Lituania, con cinco millones de volúmenes
 
El día empieza a ponerse feo, cae una lluvia muy fina y hace bastante frío.
En la gran Plaza Daukantas se encuentra el Palacio Presidencial rodeado de edificios del siglo XVIII.
Cuando Lituania se convirtió en parte del imperio ruso, el palacio se convirtió en el cuartel general del emperador ruso. También se alojó en el palacio el rey francés Luis XVIII y Napoleón. En 1997 el edificio fue restaurado y la presidencia lituana se trasladó a este lugar.
 
La catedral de Vilnius será una de las últimas visitas de hoy. Hacia mediados de 1387 fue levantada la primera catedral de madera. En el siglo XV fue transformada en un edificio gótico y a partir de entonces ha sufrido múltiples remodelaciones. Hacia 1783 se restauró todo el exterior en estilo clásico, sencillez, rigor y monumentalidad.
En la época soviética, la catedral se cerró, algunos objetos fueron robados y las esculturas de los santos que había en el techo fueron derribadas y destruidas. Las que hay en la actualidad son réplicas de las de madera que fueron destruidas. La Catedral fue devuelta a la congregación en 1988.
 
Frente a la catedral se encuentra el campanario de 57 metros de altura. Formaba parte de la muralla y tiene diez campanas de bronce de los siglos XVI y XVIII. A principios del siglo XIX se instaló un reloj cuya particularidad es que no tiene contador de minutos. En la actualidad la campana suena cada cuarto de hora y anuncia tanto las festividades como los desastres a los habitantes de la ciudad.

Esta plaza, centro de reuniones, patinadores, ciclistas y en general transeúntes con ganas de charlar y descansar, se encuentra ahora vacía y casi solitaria. El tiempo frío y lluvioso solo incita a llegar a casa y calentarse. Aún con frío, buscamos la baldosa mágica. 

Dicen los habitantes de Vilnius que si se pide un deseo y se gira alrededor de la baldosa tres veces, el deseo se hará realidad. Con escepticismo pero también con alegría y risas, cumplimos con la tradición.

En la plaza de la Catedral se encuentra el monumento dedicado al Gran Duque Gediminas. 
Ni nos planteamos llegar a la Colina de las Tres Cruces ya que la niebla se pasea entre ellas

Estas tres cruces se alzan majestuosas en lo alto de la colina. Se construyeron en el s. XVII en memoria de los monjes que fueron crucificados en el lugar. Estas cruces son reproducciones ya que, las originales, fueron destruidas por los soviéticos.
El castillo de Gediminas fue construido cuando el duque Gediminas tuvo un sueño profético que le predijo que en aquel lugar construiría la ciudad. El castillo es pequeño pero poderoso y resistió a numerosos ataques de los cruzados. La torre del castillo se ha convertido en un símbolo, no sólo de la ciudad, sino también de toda Lituania.
Se puede ver perfectamente desde todos lo puntos de la ciudad. Por las mismas razones, lluvia y frío, no subimos a verlo.

Antes de llegar al hotel, pasamos por el Museo Nacional de Lituania en donde se repasa la vida cotidiana, mediante joyas, trajes y tradiciones de Lituania desde los orígenes hasta la Segunda Guerra Mundial. 

Continuamos nuestro camino hacia el hotel paseando por las resbaladizas calles empedradas de la ciudad.
 
Al llegar al hotel entramos en calor. La calefacción está encendida como si fuera un día de invierno y el día, a dado paso a una noche cerrada.


MARTES 18-7-2017

Hoy dedicaremos el día a realizar unas excursiones por los alrededores de Vilnius. Después del desayuno nos dirigimos, primeramente, hacia la torre de TV que se encuentra a las afueras de la ciudad. Tiene 326 metros de altura y simboliza la fortaleza del espíritu lituano. Esta torre recuerda la trágica fecha del 13 de enero de 1991 cuando los tanques soviéticos rodearon la torre para apoderarse de ella e interrumpir así la retransmisión de radio y televisión lituanas, proclamando al mundo las acciones brutales e ilegales de los soviéticos. 

Miles de personas desarmadas se reunieron frente a la torre de televisión en protesta contra las tropas soviéticas. Catorce lituanos que defendieron la torre murieron en aquella terrible noche bajo el asedio de los tanques. Hoy en día, cruces y monumentos conmemoran una de las más importantes luchas por la independencia del país.
 

A continuación nos dirigimos hacia Trakai, llamada la "ciudad del lago" para ver su fotogenico castillo. 
Trakai se encuentra a 28 km al oeste de Vilnius. Si no fuera por la gran cantidad turistas, la localidad seria tranquila y apacible pero, el castillo atrae a multitud de gente y no es para menos ya que es una fortaleza situada en un entorno idílico. 
Todas las zonas de estacionamiento están completas y nos cuesta encontrar un lugar donde aparcar el coche. Después de dos vueltas, vemos que, en el pueblo, las casas que tienen terreno lo aprovechan para hacer negocio y, en uno de estos terrenos, podemos aparcar el coche. Precio 3 €.


Construido en una isla, se convirtió en lugar de residencia de los duques del Gran Ducado de Lituania. Estaba defendido por una alta muralla y rodeado por las aguas del lago Galve. El castillo perdió su poder político cuando la capital del Gran Ducado fue trasladada de Trakai a Vilnius. En el siglo XVI el castillo se convirtió en una prisión para nobles.
Un largo puente de madera comunica tierra firme con el castillo.
 
Previo pago de la entrada 3 €/pax y 1,50 € el derecho a foto, entramos en el castillo que, actualmente, alberga el Museo de Historia de Trakai.
 
Un gran patio nos da la bienvenida.

A través de sus diversas salas, tenemos información de la historia de Trakai.
 
Encontramos estancias realmente bonitas.
 
Los patios interiores son espectaculares.
 
El castillo por dentro es bonito pero, por fuera es impactante. 

En el lago se puede alquilar un bote a pedales o de remos.
 
Aprovechamos para comprar algún recuerdo en las múltiples paradas que hay frente al castillo y después damos una pequeña vuelta por el pueblo, cuya población presenta diferentes comunidades descendientes de tártaros, rusos, polacos, lituanos y judios. Una rama de los judíos está representada por los caraítas
Aunque no se sabe a ciencia cierta el origen de los caraítas, se cree que descienden de turcos asentados en las estepas del norte del Caucaso, cuyos gobernantes adoptaron la religión judía pero, a diferencia de la corriente rabínica, el caraísmo concede un valor preponderante a las Escrituras frente a la tradición oral.
En el s. XIII los caraítas formaban una comunidad de cierta importancia en la península de Crimea, a orillas del mar Negro. El gran duque Vitautas en 1397, invitó a 483 familias caraítas a instalarse en Lituania, en concreto en una zona a lo largo de la frontera de su dominio con el de los Caballeros Teutones. Era una zona estratégica que el gran duque pretendía repoblar para defenderse frente a sus enemigos germánicos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los caraítas, no fueron vistos como hebreos sino como un pueblo turco. De esta manera no sufrieron el mismo destino que los demás judíos y fueron tratados como otras poblaciones no eslavas de la Unión Soviética. Muchos caraítas, en 1944, se enrolaron en el ejercito alemán y, aunque parezca un contrasentido, lucharon codo a codo, con los nazis.
Las casas de los descendientes de estos caraitas presentan una arquitectura peculiar: son de madera y pintadas de vivos colores y, casi todas, tienen en la fachada que da a la calle, tres ventanas de color blanco que, según la tradición, representan a Dios, a la familia que vive en la casa y al gran duque Vitautas.
 
La especialidad local son una especie de empanadillas rellenas, llamadas kibinas. Hay muchos restaurantes donde poder degustarlas.

Dejamos Trakai, mirando por última vez la bella silueta de su castillo. Nos dirigimos hacia el centro de Europa

Antes, paramos en un Hesburger para comer y aprovechar para poner gasolina.
La ubicación del centro geográfico de Europa depende del método de medición y de los límites que se considera Europa, de ésta manera, muchos países se atribuyen éste centro geográfico como Bielorrusia, Austria, Eslovaquia...nosotros nos quedamos con la medición realizada por el Instituto Nacional de Geográfia Francés que determinó que el centro geográfico de Europa se encuentra en 54º54'N25º19'E. El método usado para calcular este punto fue el del centro de gravedad de la figura geométrica de Europa y, este punto, se encuentra en Lituania.
 
El lugar exacto está señalado por una gran piedra.
 
Un monolito de granito blanco coronado por una corona de estrellas da solemnidad a la zona.

Como no hay nada más que ver y está a punto de llover, volvemos al coche y nos vamos directos a Vilnius llegando con bastante lluvia. Nos aposentamos en el hotel hasta que cesa la lluvia.
Una vuelta por la ciudad y acabamos en el mismo restaurante italiano que ayer. Nos gustó y repetimos. Después de la cena, regresamos al hotel.

MIERCOLES 19-7-2017

Hoy dejamos Vilna y ponemos dirección hacia Kernavé. El sitio arqueológico de Kernavé se encuentra a unos 35 km al noroeste de Vilna. Constituye un testimonio de excepción de los asentamientos humanos de la región a lo largo de un periodo de 10.000 años.
Estos asentamientos son conocidos como la "Troya lituana".
En el siglo XIII, Kernavé fue un gran centro político y económico. A finales del siglo XIV la ciudad fue incendiada por los teutones y nunca más fue reconstruida ya que la población se trasladó a sitios más seguros, la ciudad quedo sepultada bajo una capa aluvial que formó una turba húmeda protegiendo de manera espectacular el asentamiento.
De visita obligada es el Museo de Historia y Arqueologia (2 €/pax) en donde se muestra como era la vida y costumbres de esta población.

Es un museo moderno, bien acondicionado y ambientado.
  
Kernavé tiene cinco grandes montículos que se formaron en la época glacial. Cada colina tiene un nombre y también su propia historia. En estas colinas se construyeron los fuertes que rodeaban la ciudad, formando parte de un sistema defensivo excepcional.
  
Vamos siguiendo los senderos hasta llegar al museo al aire libre, en donde hay una reconstrucción de un pueblo comercial y artesano de los siglos XIII-XIV. Estamos completamente solos y podemos verlo con toda tranquilidad.
   
Kernavé es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2004 por su increíble riqueza arqueológica.
Nos dirigimos hacia un lugar muy peculiar, Stone Puntukas, una de las piedras mas grandes de Lituania. Esta gran piedra tiene 5,7 metros de altura, 6,7 metros de ancho y cuenta con un peso de 265 toneladas. Según cuentan los locales, esta piedra se encontraba en el bosque y cuando los habitantes del pueblo Anyksciai decidieron construir una iglesia en un camino utilizado por Velnias, el dios del inframundo, éste se enfadó tanto que decidió bloquear la entrada de la iglesia con la gran piedra. Solicitó la ayuda de todos los espíritus malignos y trabajaron de noche y en secreto. Cuando la piedra llegó a los límites del bosque, salieron los primeros rayos del alba y un gallo comenzó a cantar. Velnias y sus ayudantes quedaron tan sorprendidos que dejaron caer la piedra en su lugar actual y escaparon.
Las leyendas siempre son bonitas aunque pocas veces tienen el punto de realidad por esta razón, hay la versión científica que sostiene que la piedra fue transportada hasta este lugar por los glaciares durante el último periodo glacial de Escandinavia.

Puntukas atrae a los visitantes como un monumento geológico y también como piedra mitológica impresionante. La piedra tiene unos relieves que hacen referencia a los pilotos Steponas Darius y Stasys Girénas que cruzaron el Atlantico, de Nueva York hasta Kaunas, sin escalas,  en una avioneta a la que llamaron "Lituanica" en 1933. Desgraciadamente, a tan solo 650 km para llegar a destino tuvieron un accidente, se supone debido al mal tiempo, pereciendo los dos en el fatal suceso. Ambos son considerados héroes nacionales.

Por suerte, hoy luce el sol y todo se ve de un color bonito, hemos llegado a los 21º, cosa que está muy bién. Hoy dejaremos Lituania. Las carreteras lituanas no están tan mal como pensamos. Las carreteras principales están muy bien y las secundarias, aunque están bastante parcheadas, te permiten ir bastante rápido.
Paramos en un Hesburger para comer (7,15 € ). Nos gusta esta cadena de comida rápida, es barata, no está nada mal y lo que más nos interesa, es rápido y no perdemos tiempo.
Mientras nos vamos acercando a Letonia, hago las últimas fotos de los coloridos pueblos lituanos.
  
Encontramos muchas obras en la carretera y perdemos mucho rato. Llegamos a Daugavpils, ya en Letonia. 


Nuestro hotel, "Home Like" está bien situado. Es un hotel moderno, de diseño, muy bonito. La habitación es muy espaciosa y tiene una televisión enorme. El baño también está muy bien. Lo malo del hotel es que estamos en el tercer piso y no hay ascensor. 
  
La ciudad es la segunda más grande del país y es una típica ciudad soviética. Para nosotros, es solo una ciudad de paso. 
Preguntamos en recepción un restaurante para cenar y nos recomiendan el "Gubernator", uno de los que hay en nuestra guía. Nos cuesta un poco encontrarlo ya que se encuentra oculto en un sótano. 

Pedimos la especialidad local y las camareras, muy amables, nos indican el plato en cuestión. Al poco rato, vienen con medio barrilete cubierto de carne y verduras. Todo un platazo que Cesc mira con cara de...madre mia...
 

Hemos disfrutado mucho con la comida y, además, el precio es muy razonable ya que todo nos ha costado, junto con las cervezas y los contornos 32.88 €.
Volvemos al hotel haciendo las últimas fotos del día.
 
Hasta mañana.!!

JUEVES 20-7-2017

Para desayunar tenemos algo de bollería, mantequilla y mermelada, tostadas y algún plato caliente como bacon y frankfurts. 
El hotel nos ha gustado mucho, céntrico, moderno, nuevo y bonito. La única pega es que no hay ascensor, las escaleras son bastante empinadas y, con las maletas a cuestas, es un poco complicado.
Dejamos Daugavpils, una ciudad sin nada que ofrecer pero que hemos cenado y dormido muy bien. 
Nos dirigimos hacia Aluksne. En el camino vemos bastantes nidos de cigüeñas.
 
También un paisaje de verdes prados.
 La carretera no está en muy buenas condiciones. Muchos tramos están sin asfaltar.

Luce un tímido sol que hace que la temperatura no supere los 18º. En Aluksne hacemos un alto para comer ya que el pueblo es más grande que la mayoría que vamos encontrando, es decir, tiene más de "cuatro casas".
Seguimos hacia Rouge, una pintoresca población con una bonita iglesia del s. XVIII.

La siguiente parada es Obinitsa Esta población forma parte del condado de Voro y se encuentra en territorio Setumaa. Esta zona del sureste de Estonia que se adentra hacia territorio ruso es tierra Setumaa, la tierra de los setu.  
Los setu, cuyos orígenes se cree que son ugrofineses, han tenido una historia convulsa debido a las múltiples guerras que han sufrido. 
Este pueblo tiene una lengua propia y una idiosincracia peculiar. Fueron invadidos por los rusos pero nunca asimilaron totalmente la cultura rusa y, a pesar de los años han sabido conservar sus tradiciones, su vestimenta y sus cantos. 
Los pueblos se estructuran de forma que las casas están dispuestas unas frente a las otras y rodeadas por una verja. Esto contrasta con los típicos pueblos estonios, formados por propiedades muy alejadas entre si.
La boda y la muerte representan, para el pueblo seto, dos acontecimientos de suma importancia ya que los dos simbolizan  un cambio, el paso de un estado a otro, un punto de inflexión ritualmente similares en la vida de una persona. En los dos hay una despedida, la muerte de la niñez y una transición para convertirse en un miembro de la familia del novio. Durante la ceremonia fúnebre, la muerte física del difunto se convierte en un evento social donde el fallecido es llevado simbólicamente a una nueva condición, es decir, "al otro lado". Todos los ritos se acompañan de cantos. La música forma parte del pueblo setu. Los cantantes de música folclórica, improvisan nuevas letras cada vez que interpretan alguna canción tradicional. Las canciones setu, conocidas como leelo, son polifónicas y se componen de varias estrofas recitadas por un solista seguidas de un estribillo cantado en grupo.
La vestimenta tradicional tiene una características típicas dominando el blanco, el rojo y el negro.
Las creencias y reglas de comportamiento de los Setos basadas en la tradición han sido transmitidas de generación en generación, lo que ha asegurado la protección y la estabilidad pero su cultura vive un lento proceso de desaparición. En Estonia hay unos 4.000 setus y en Rusia unos 3.000, la mitad que a principios del s. XX. Aunque se está trabajando para conservar el idioma y fomentar las tradiciones mediante fiestas y celebraciones, las nuevas generaciones prefieren la cultura estonia dominante. Esta región no tiene ningún reconocimiento político.
  
Damos una pequeña vuelta por el pueblo. Las granjas están construidas en madera.
  
Nos acercamos al monumento a la Madre de la Canción del Pueblo Setu. Ésta escultura de  granito de 3 metros de alto y con un peso de 9 toneladas está dedicada a todas las cantantes más famosas de Setomaa.

Antes de dejar el pueblo nos acercamos hasta el cementerio. Al lado se encuentra la iglesia.

La importancia que los setu dan a la muerte queda reflejado en el aspecto del cementerio, muy cuidado. Obinitsa acoge numerosas celebraciones setu: la más importante es la la Fiesta de la Transfiguración, que tiene lugar el 19 de agosto. Miles de setu acuden al pueblo para seguir en procesión desde la iglesia al cementerio; como colofón hacen un gran picnic en el que realizan ofrendas de alimentos a los difuntos.

Nuestra última visita del día será en las cuevas de arena de Piusa. Por desgracia, cuando llegamos, ya han cerrado. En estas cuevas naturales se extrae arena y cuarzo para la elaboración de cristas. La mano del hombre ha ido ampliando las cuevas resultado de la actividad minera que comenzó en 1922. 

La cueva más grande, alberga una colonia impresionante de murciélagos (una de las mayores de Europa).
Aunque no hay nadie, damos una vuelta por toda la zona y, realmente, es espectacular. La arena domina todo el paisaje y hay que tener cuidado con los agujeros que se forman en la tierra.
   
Nos hubiera gustado ver el interior de las cuevas pero, muchos sitios turísticos cierran pronto y a todo no podemos llegar.

Ponemos rumbo hacia Rapina, población en la que tenemos el hotel. Estamos circulando muy cerca de la frontera rusa, la carretera no es asfaltada y se adentra en el bosque. E territorio es solitario y no encontramos a nadie por la carretera, en algunos momentos, incluso, pensamos que hemos entrado en Rusia. Un cervatillo cruzando la carretera es la prueba de que el territorio es bastante virgen.
Llegamos al hotel Rapina sobre las 20:00. Por fuera parece un hotel semejante a los que encontramos por el oeste americano.

Nos dan una habitación en la planta baja. La habitación es bastante fea. Los muebles son muy antiguos y, a pesar de tener ventana, la habitación tiene muy poca luz. Han juntado las dos camas y una de ellas toca a la pared.

El lavabo es muy pequeño y no tiene nada de nada.

En fin, que por el precio que tiene 69 € y la puntuación que le dan en booking, me esperaba algo mejor.

Para compensar nuestra decepción nos damos una cena de lujo: filete y pollo acompañado de una botella de vino. Nos ha costado más el vino que casi la cena pero, vaya, lo hemos distrutado a tope. 
Después de la cena, como no hay nada de nada para visitar, directos a la cama.

VIERNES 21-7-2017

Hemos dormido muy mal. La cama muy incómoda  al igual que las almohadas. Parece que nos hayan molido a palos.
A las 9 de la mañana ya estamos de camino hacia Tartu. Aunque luce un sol fantástico la temperatura es de sólo 18 º.
Vemos algunos molinos interesantes.

Tartu está considerada la capital cultural de Estonia. Su institución más importante es la Universidad fundada es 1632. Es la ciudad universitaria más importante del país y esta comunidad estudiantil le da dinamismo a esta ciudad, paradójicamente, tranquila y apacible.
El centro de la ciudad está repleto de edificios, color pastel, de estilo clásico del s. XVIII que le da una elegancia especial.
 
Detrás del Ayuntamiento se encuentra la colina de la Catedral, un parque muy cuidado salpicado de senderos. Para llegar hasta allí hay que pasar por debajo de dos puentes. El primero construido en 1838.

Y el llamado Puente del diablo, un puente de hormigón oscuro, construido para conmemorar el 300 aniversario de la dinastía Romanov en 1913.

En la cima se encuentra las imponentes ruinas de la catedral de estilo gótico. La catedral ha sufrido muchas vicisitudes a lo largo de su historia. Fue construida por caballeros alemanes en el s. XIII, reconstruida en el s. XV, defenestrada durante la Reforma en 1525 y utilizada como granero.
 
Fue reconstruida parcialmente entre 1804 y 1807para albergar la biblioteca universitaria, actualmente el Museo de Historia Universitaria.


Seguimos algunos senderos de la colina repleta de estatuas.
 
Llegamos a la Universidad, fundada en 1632. Fue uno de los centros de enseñanza más importantes del Imperio ruso. Su especial dedicación inicial a las ciencias se hace patente en los numerosos eruditos que pasaron por sus aulas.
El edificio principal está flanqueado por columnas corintias.
 
Al norte de la Universidad, se levanta la imponente iglesia de ladrillo de San Juan.


La historia triste de la ciudad queda plasmada en el antiguo cuartel general del KGB, conocido como la "Casa Gris". Actualmente es el Museo de las Celdas del KGB. (4 €/pax)


En el sótano del edificio se pueden ver las celdas de los prisioneros y varias exposiciones que incluyen fotografías y objetos de los campos de prisioneros de Siberia así como también la organización de la resistencia.
 
 
Tartu es una ciudad culta, tiene muchas galerías de arte, muchos museos, esculturas y arte callejero. Una ciudad muy agradable para ir descubriendo poco a poco.
  
Aprovechamos para comer en un Hesburger (9.60 €) y también para poner gasolina. Hacemos otra parada en Mustvee, una pequeña población que cuenta con cuatro iglesias: la ortodoxa, la baptista, la luterana y la de los antiguos creyentes (ortodoxos partidarios de la vieja liturgia.)
  
No nos entretenemos demasiado ya que queremos llegar hasta el convento de monjas de Pühtitsa. El convento fue construido entre 1885 y 1895 y funciona de manera totalmente autosuficiente.

Todo el complejo es realmente bonito.
 
Todo está muy cuidado. Podemos ver el cementerio, la iglesia, las casas de las monjas y un edificio que hacia la función de hospital.
 
Un poco más lejos hay el manantial sagrado que, según dicen, nunca se hiela. Este convento es lugar de peregrinación para muchos creyentes.
 
El cielo se ha puesto de un color demasiado negro y en pocos minutos nos cae una tromba de agua impresionante.

Un poco más tarde de lo previsto, debido a la intensa lluvia, llegamos a Narva, la ciudad más oriental de Estonia. El hotel Narva es un producto típicamente ruso. 

El recepcionista seco, muy poco comunicativo. Los pasillos del hotel tienen un olor desagradable y nuestra habitación tiene muebles del año de la catapún, el armario le falta una puerta y el televisor tiene una panza desmesurada.

El baño es muy sencillo, con ducha de suelo.

Salimos a dar una vuelta  para ver donde podemos cenar. Narva es la tercera ciudad más grande del país. Tanto la población, la lengua así como la arquitectura son mayoritariamente rusos. No es de extrañar ya que la ciudad hace frontera con Ivangorod, población situada en territorio ruso y sólo les separa el río Narva.
Avenidas interminables y poco agraciadas son todo lo que vamos encontrando. Nos sorprende encontrar la estatua de Paul Keres, un famoso ajedrecista nacido en Narva que, aunque tenía un gran talento, nunca fue campeón del mundo, por esta razón se le conocia como "el eterno campeón sin corona".

No hay demasiada animación ni demasiados restaurantes donde elegir; la verdad es que solamente hemos visto uno y aquí es donde nos quedamos. Como sólo entiendo la parte de las ensaladas, me quedo con la César. Una ensalada y un plato de pasta con dos cervezas 21,20 €.
Regresamos al hotel y a dormir.

SABADO 22-7-2017

Narva es la tercera ciudad más grande del país. Esta anodina ciudad industrial venida a menos, tiene una población básicamente de origen ruso.El predominio del ruso es evidente en las conversaciones callejeras de Narva, en los rótulos de las tiendas, incluso en el nombre de las calles. La ciudad fue destruida en la Segunda Guerra Mundial y repoblada con rusos por las autoridades soviéticas. 
Lo único que separa a la ciudad más oriental de Estonia de Ivangorod (Rusia) es un estrecho tramo del rio Narva.
El castillo de Narva alberga el Museo de la Ciudad. Fue construido por los daneses a finales del s. XIII. Frente a él y separados por el río, se encuentra el fuerte ruso de Ivangorod.


 
Narva no tiene demasiado para ver. Nos acercamos a la Catedral de Alejandro, de confesión luterana y nos vamos de la ciudad.

Pasamos por Sillamäe, una ciudad con gran cantidad de edificios estalinistas y uno de los pocos lugares de Estonia donde aún pervive el aura de la URSS. Atravesamos grandes campos de un color verde muy bonito.

En Valaste se encuentran las cataratas más altas de Estonia pero, es imposible verlas por la maleza que hay, por el mal estado en que se encuentra la zona y porque la escalera que lleva  hacia abajo está rota y no se puede pasar.
 

Hacemos un alto en el castillo de Purtse.  Más que un castillo, es una casa señorial fortificada. Tiene tres pisos: el inferior se usaba para almacenamiento, la segunda planta era la vivienda y la tercera tenia una función defensiva. A lo largo de su historia, el castillo ha tenido diversos usos como hogar feudal, fortificación, bodega, deposito de grano, prisión y residencia de trabajadores. Actualmente, alberga en el sótano un restaurante. La entrada es gratuita y, si estáis de paso, vale la pena visitarlo.
 
El interior está perfectamente restaurado con muebles de la época.
  
No esperábamos demasiado y nos ha gustado mucho. 

En el s. XIV los daneses construyeron el castillo de Rakvere. La fortaleza resultó muy dañada durante las sucesivas batallas que acaecieron entre los s. XVI y XVII y, al final,  se transformó en una casa señorial. 
 
En el año 2004 acabó su restauración y en la actualidad acoge exposiciones sobre su historia y entretenimientos medievales para los más pequeños. La entrada cuesta 9 €/pax y, la verdad, considero que es un poco excesiva para lo que hay que ver. Lo más curioso es la sala de torturas pero, sólo abren a las horas y hemos llegado tarde. No esperaremos una hora más para verlo.
    

El castillo es interesante si vas con niños ya que hay varias cosas en las que se pueden divertir pero en realidad, tampoco es gran cosa. Su silueta, en lo alto de una pequeña colina, es fotogenica.
 
Llama la atención el enorme toro que hay cerca del castillo. Esta escultura de siete toneladas de peso, fue realizada por un artista local para conmemorar el 700 aniversario de la ciudad.

Empieza a ser un poco tarde y hacemos un alto en un Hesburger. Es la manera de ir rápido y económico y, las hamburguesas no están nada mal. (9.20 €). Con el estómago lleno continuamos nuestro camino hacia Tallin
En el parque de Palmse se encuentra una bonita casa señorial. Esta finca privada de una familia báltico-alemana, data del año 1780 y ha sido totalmente restaurada recuperando su esplendor original, con muebles y objetos de la época. La entrada cuesta 9 €. 

Los interiores rebosan elegancia.
  
Incluso puedes sentirse parte de la casa.
  
La visita ha sido bonita y muy interesante. Muy cerca existe otra casa señorial, la de Sagadi. Paramos sólo para hacer una foto ya que ésta sólo se visita con cita previa, 

Toda la zona es muy boscosa. 

 

Llegamos a un pequeño pueblo de pescadores, Altja. Los orígenes de este pequeño pueblo se remontan a 1465 y es sumamente tranquilo y apacible.
 
Seguidamente y después de toda la ruta, llegamos a Tallín. Nuestro hotel: Hestia Hotel Maestro, está situado en el centro de Tallin. La recepción se sitúa en el segundo piso al que subimos en un minúsculo ascensor,
La habitación es muy grande, tiene incluso una pequeña salita con un sofá y una mesita. 
 
El baño tiene una bañera de aquellas que hay que subir casi con una escalera pero, en conjunto todo muy bien.
 
Tallin está muy animado y es difícil encontrar un sitio para comer que no esté lleno. Hay muchas terrazas pero hace bastante frío y no apetece estar al fresco aunque la mayoría tienen mantas y la calefacción puesta.
Encontramos una pizzeria, el "Gioco Due" y aquí nos quedamos. Las pizzas no son demasiado buenas, tienen un sabor a agua del grifo. Un par de pizzas y dos cervezas 38.20 €. Vaya, para no repetir.!
Damos una vuelta para ver todo el ambiente y nos retiramos al hotel.
 


DOMINGO 23-7-2017


Hoy nos permitimos el lujo de levantarnos más tarde. Bajamos a desayunar. El comedor es muy pequeño, se encuentra en el segundo piso. Después del desayuno, cogemos el coche para hacer una última excursión. Nos dirigimos hacia Jöelähtme.


En este lugar se encuentran varios túmulos mortuorios de piedra de finales de la Edad del Bronce.
  

No es que sea espectacular pero queríamos verlo. Después de esta visita nos vamos hacia el aeropuerto para devolver el coche en la oficina de Hertz. Antes ponemos gasolina para devolverlo lleno. No tenemos ningún problema, si tan siquiera miran el coche para ver como está, muy diferente a otras compañías que miran y remiran para encontrarte un pequeño arañazo.
Desde el aeropuerto, el autobús nº 2 te deja en el centro. Se nos ha hecho la hora de comer. Los restaurantes no son, precisamente, baratos; un plato de pescado y otro de carne más dos cervezas 44.00€. Los contornos se pagan aparte.  
Como Tallin la conocemos de un viaje anterior, dedicamos la tarde simplemente a callejear.
    

Hoy queremos cenar en el mismo lugar que cenamos en la anterior visita a Tallin. El restaurante se llama, ahora, Golden Piglet Inn. Aqui cenamos de maravilla un plato enorme de comida estonia a muy buen precio.


Realmente ha cambiado bastante. Han substituido carnes y han puesto pollo y bacon. Han disminuido la ración de carne y han aumentado la de contorno: mucha cebolla y patatas. Aun no siendo lo mismo, la verdad es que se come bastante bien. El plato a compartir y cervezas 44.00 €.
 

Acabamos el día paseando para hacer bajar la cena y a dormir.
 
 

LUNES 24-7-2017


Hoy pasaremos el día en la ciudad. Tallín es una de las ciudades europeas con más encanto, una mezcla de pasado medieval y presente moderno. Su casco antiguo fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco y prácticamente no defrauda a nadie.


Recorrer sus calles adoquinadas es como adentrarse en el pasado. 
Nosotros nos dirigimos hacia la parte alta de la ciudad atravesando antiguas casas de mercaderes.
Toompea, la ciudad alta, fue en los años de la Liga Hanseática la sede del clero y la aristocracia en contraposición a la ciudad baja, donde se asentaban los comerciantes. Según la leyenda, en Toompea reposan los restos de Kalev, el primer héroe nacional.
 
 
Pasamos por delante de la iglesia de San Nicolás. Fue construida en el XIII aunque ha sido totalmente reconstruida ya que los bombardeos soviéticos de 1944 y un incendio en los años ochenta, la dañaron de forma importante.
 
La catedral ruso ortodoxa de Alejandro Nevski fue construida entre 1894 y 1900. Estonia formaba parte del Imperio ruso y, por esta razón, siempre fue considerada por los estonios como un símbolo de dominio ruso y se propuso su demolición aunque no se llevó a término. 
 

Siguiendo por Toompea, llegamos hasta la catedral de Nuestra Señora. Originariamente estaba dedicada a la Virgen María y, desde la reforma protestante se convirtió en la sede de la Iglesia luterana en estonia. Fue construída en 1233. 



El aspecto actual del edificio es el resultado de las numerosas reformas de que ha sufrido. Destaca su aspecto limpio y pulcro de un blanco inmaculado.

La iglesia fue la última morada de la nobleza, gente pudiente y personajes ilustres tal como se demuestra en los ricos y elaborados sarcófagos y lápidas que se encuentran en el interior.
    

Continuamos por la parte alta de la ciudad hasta llegar al mirador, desde donde se tiene una bonita vista de la ciudad.
 

En esta zona hay muchas tiendas de recuerdos y están mejor de precio que en la parte baja. Hemos comprado dos casitas de cerámica preciosas, típica arquitectura de Tallin y algunas tazas de recuerdo. Con las bolsas a cuestas, regresamos hacia la plaza del Ayuntamiento y, seguidamente, al hotel para dejar nuestras compras.

El día es muy bonito, con un sol espectacular, las calles están repletas de gente y los restaurantes a tope. Por suerte, la oferta en restauración es muy amplia. Entre todos los restaurantes, hay que dedicarle, una mención especial al restaurante Olde Hansa en donde se sirven platos estonios servidos por camareros vestidos de campesinos mientras los músicos tocan baladas del s.XIV. 
 
 
Nosotros preferimos una comida más acorde con nuestros gustos y menos turístico y buscamos un italiano. Según nuestra guía, parece que el restaurante "Controvento", no está nada mal. Para llegar a él, pasamos por calles que son una auténtica delicia para pasear, a pesar de la multitud de gente. Una de estas calles es la llamada el Callejón de Katarina. Una estrecha calle con arcos que rezuma ambiente medieval por todos los costados. Era la calle donde se situaban los artesanos. En la actualidad, en las pequeñas tiendas puede encontrarse recuerdos elaborados de manera artesanal.

Seguimos caminando hasta llegar al restaurante Controvento

Estamos de suerte ya que hay sitio sin tener reserva. 
Pedimos salmón con patatas, filete a la brasa, dos cervezas y dos cafés 56.20€. Aunque la comida ha estado bien, el precio es un poco elevado.
Después de la comida, seguimos paseando por la calle Pikk, la calle larga, flanqueada por casas medievales de comerciantes alemanes y de la alta burguesía ahora ocupadas por restaurantes y bonitas terrazas llenas de vistosas flores.
   
Volvemos al hotel para descansar un poco y la cena la hacemos en el restaurante Pulcinella, un italiano que se encuentra muy cerca del hotel y que no habíamos visto. Hoy toca pizza: pedimos dos romanas y dos cervezas 25 €. Las pizzas están muy buenas y el precio también, así que, seguramente repetiremos.
 

MARTES 25-7-2017


Hoy hemos puesto el despertador ya que tenemos que coger el ferry hacia Helsinki. , Decidimos coger un taxi, aunque el puerto no se encuentra demasiado lejos del centro, el suelo empedrado y maletas no hacen buen equipo y cuesta un poco de arrastrarlas lo que nos enlentece mucho la marcha. 

Para llegar a Helsinki hay toda una flota de ferries que efectúan varias travesías diarias en ambas direcciones. Nosotros hemos optado por la compañia Viking line. Llegamos a la terminal de Viking con tiempo suficiente. El taxi del centro hasta la terminal A nos ha costado 15 €.
Presentamos el papel de la reserva prepagada que nos ha costado 131 € (dos personas, ida y vuelta) y nos dan el ticket que debemos presentar al entrar al ferry.

El barco es bastante grande, buscamos una mesa para sentarnos y esperamos la partida.
 
En menos de una hora y de forma puntual, llegamos a Helsinki. Cogemos el tranvía número 5 que es el que llega al centro de la ciudad. El billete, comprado en la máquina, nos cuesta 2.90 €/persona.
Aunque estamos en el centro, nuestro hotel, nos queda un poco más lejos. Nos ponemos en marcha rápidamente ya que el cielo está muy nublado y parece que, de un momento a otro, empezará a llover. Dicho y hecho, antes de llegar al hotel Helka, ya se pone a llover. 
El hotel está muy bien. 

La habitación es moderna, tiene dos camas unidas, una pequeña mesa y un sillón. 
 
El baño también está muy bien.

No nos advierten que para subir a la habitación hay que poner la tarjeta. Yo subo a pie y Cesc con una persona en el ascensor. Llego a la habitación, pasan los minutos y Cesc no llega. Al cabo de un tiempo me llama por teléfono y me pide que llame al ascensor. Abro la puerta del ascensor y sale Cesc desesperado. Resulta que, al bajar la persona que subía con el, y no tener la llave para insertar en el ascensor, al cerrarse las puertas ha quedado encerrado y sin poder subir. Estaba esperando que alguien llamara al ascensor para poder salir y subir por las escaleras. Realmente cómica la situación.
Es la hora de comer y nos vamos a un Mc Donald's. El precio es mucho mas elevado que en las Repúblicas Bálticas.
Helsinki se la conoce como la "ciudad blanca del norte" y la "hija del Báltico". Es una ciudad moderna con una situación privilegiada. Empezamos a visitar la ciudad, a pesar de que el tiempo es muy malo y a ratos va lloviendo.
A medida que vamos caminando, vemos una ciudad con muchísimo comercio. La ciudad me decepciona bastante ya que me imaginaba una ciudad limpia y pulcra y, en realidad, vemos todo lo contrario: muchas colillas en el suelo, gente escupiendo y bastantes personas durmiendo en la calle. 
Hacemos una visita rápida y vemos una iglesia espectacular en cuanto a arquitectura se refiere, la  llamada Capilla del Silencio.
Esta capilla se construyó en el año 2012 como parte del programa "Helsinki, Capital Mundial del Diseño". Se encuentra en el centro de la ciudad, en la zona más bulliciosa, la plaza de Narinkka, en el barrio de Kamppi.
El exterior, de madera curvada, está realizado con listones de pino. El color claro contrasta con los edificios colindantes como el hotel y el centro comercial que son de vidrio y metal, marcando una diferencia espectacular.
 
El edificio tiene una altura de 11,5 metros y un espacio total de 270 metros cuadrados. No tiene ventanas y su iluminación es cenital gracias a la existencia de una claraboya situada en el techo.
La madera fue el material elegido por los arquitectos, un material precioso, cálido, noble y típicamente finlandés.
Las paredes internas de la capilla están hechas de tablones gruesos de madera al igual que los muebles. 
En realidad es un espacio muy pequeño y sumamente sencillo. Unos pocos bancos dan cabida a sólo unas 70 personas.
 
El interior se respira calma, paz y casi se puede escuchar el silencio.

Parece una estructura totalmente cerrada pero tiene un acceso a través de un prisma de hormigón y vidrio. Este prisma funciona de antesala en épocas de frío y nieve y guarda los paraguas y abrigos de los visitantes. También es lugar de exhibiciones y el lugar donde se encuentran los empleados que trabajan aquí.
La capilla no es sólo un centro religioso. Hay trabajadores sociales y representantes de las diferentes confesiones religiosas de la ciudad. Todas estas personas conversan con los peregrinos aunque sin rutinas y normas. Todo está permitido mientras no se vulneren los momentos de silencio de los otros visitantes. Se trata de escuchar sin juzgar a nadie. Se trata también de quienes necesitan ser escuchados no tengan que hacer colas frente a las oficinas sociales. Es un refugio para los más necesitados. Un refugio para la ansiedad existencial 
Esta pequeña joya futurista costó siete millones de euros y fue diseñada por los arquitectos Mikko Summanen, Kimmo Lintula y Niko Sirola. Es un edificio único y especial tanto por su arquitectura como por el concepto con el que ha sido creado.
Aunque nos ha gustado mucho hay que reconocer que choca un poco encontrarte con singular edificio en el centro de la ciudad y que nada tiene que ver con los edificios de su alrededor; es, por este motivo un lugar imprescindible para los amantes de la arquitectura. 
La llovizna nos acompaña todo el rato y tenemos que abrigarnos ya que la temperatura ha bajado bastante.
La plaza de la estación es una de las más grandes de la ciudad. Aquí se encuentra la estación central de la ciudad. De aspecto clásico, destaca la torre del reloj de 48 metros de altura. 
 
Al sur se encuentra el Ateneum, la mayor galería de arte de Finlandia.


En otro lado de la plaza encontramos el teatro nacional.

Otra gran plaza monumental es la Plaza del Senado. En el centro se levanta el monumento al zar Alejandro II.

En el lado este de la plaza se encuentra el Palacio Presidencial.

Pero, sin lugar a dudas, el edificio más emblemático de la plaza es la catedral luterana dedicada San Nicolás. Es un edificio grandioso sobre un zócalo de 10 metros de altura. Llama la atención el blanco impoluto de sus paredes.

Pero Helsinki no tiene una, sino dos catedrales. En nuestro camino hacia el puerto, vemos la catedral ortodoxa Uspensky. Está construida en ladrillo rojo. Tiene trece cúpulas que representan a Cristo y los doce apóstoles.
 
Atravesamos el puente del amor, con los típicos candados de los enamorados.
 
Y llegamos al barrio portuario de Katajanokka. Rodeado de bonitos edificios modernistas. Exclusivas marisquerías, mercados y exposiciones de arte.
 
La temperatura no es nada apacible y se nota en las terrazas a medio gas y poca gente paseando.
 
En esta zona también se encuentra todo un complejo de piscinas, saunas, restaurantes e incluso una noria. Pero el tiempo es el que manda y no hay demasiadas personas haciendo uso de todas estas diversiones.
 
En la Plaza del Mercado hay muestras evidentes que, en este lugar, hace poco había mucha actividad. Mañana volveremos ya que, en esta plaza, es donde podemos comprar algún souvenir para llevarnos a casa.

Frente a la plaza, se levanta el imponente Ayuntamiento. De corte neoclásico, fue construido en 1833 primero como hotel para reconvertirse, posteriormente, en 1930 en el Ayuntamiento de la ciudad.

Desde la plaza del Mercado parte la principal avenida de Helsinki, Esplanadi, que con su zona central ajardinada es quizás la calle más concurrida y cosmopolita de la ciudad.
  

Estamos bastante cansados y decidimos cenar en el hotel. Compramos unas ensaladas y un poco de fruta en un supermercado y ya, en el hotel, cómodos y viendo la televisión cenamos tranquilamente.

MIERCOLES 26-7-2017

Hoy no hemos puesto el despertador. Por suerte amanece con un día espectacular, precioso, con un sol impresionante, muy diferente al día de ayer. Dedicaremos la mañana a visitar Suomenlinna.
Nos dirigimos hacia el puerto para comprar los billetes del ferry. Hay una cola impresionante. Hay diferentes compañías que realizan el viaje, se trata de buscar la que se adapte a tu presupuesto. El billete nos cuesta 5 € por persona.

La cola que se forma para entrar en el barco es impresionante. Cuando el barco amarra en el puerto y abre sus puertas, todos entramos en tropel, hay incluso empujones, me parece muy extraño que esto pase en un país nórdico. Hay tanta gente que ni se muestra el billete, aunque si te pillan sin él, la multa es de 80 €.
El trayecto es muy corto, apenas un cuarto de hora.
  
Suomenlinna es una fortaleza de bastiones de forma irregular erigida sobre un terreno accidentado que abarca varias islotes unidos por puentes. Su importancia en la defensa sucesiva de tres estados diferentes – Suecia, Rusia y Finlandia – otorga a esta fortaleza una importancia muy especial, tanto es así que fue incluido desde 1991 en el Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.
Suomenlinna es conocida como la "fortaleza de Finlandia".  El conjunto lo fortificó el almirante sueco Ehrensvard  a partir de 1748 para impedir una nueva invasión rusa; en aquellos momentos se consideraba inexpugnable.
Durante la guerra ruso-sueca el gobernador Cronstedt se rindió sin apenas resistencia y, durante la guerra de Crimea, en 1808, sufrió graves daños a  manos de la flota anglofrancesa. 
Entre 1918 y 1972 la fortaleza siguió cumpliendo su función militar. En la actualidad es un museo y en sus diferentes edificios se realizan exposiciones de índole diversa.
Al bajar del ferry, hay que pasar bajo la arcada.

El primer edificio que podemos ver es la iglesia militar, con la torre transformada en faro. Se construyó entre 1850 y 1854.
 
En su interior se est un recital.

Frente a la iglesia se encuentran los cuarteles rusos de madera y atravesando diferentes túneles llegamos a la Plaza de Armas.
 
 
En esta plaza se encuentra la tumba del fundador de la fortaleza, el almirante sueco Ehrensvärd.
 
En nuestro camino hacia la playa encontramos cuarteles de épocas diferentes, algunos de los cuales, encierran diferentes museos.
  
En la fortaleza se encuentra el Dique Seco, uno de los más antiguos del mundo.
 
Poco a poco vamos llegando al final de la isla, lugar ideal para hacer un picnic o tomar un baño, a riesgo de cada uno.
 
Siguiendo la costa podemos ver las lineas defensivas, murallas, bastiones y cañones de la época rusa.
    
La última etapa de la caminata es llegar hasta la puerta principal de la fortaleza, la llamada Puerta del Rey. Construida entre 1774 y 1776, se llama así por ser el lugar donde desembarco el rey Adolfo Federico de Suecia en su primera visita a la fortaleza.
 
Este es el punto final. Ahora toca volver sobre nuestros pasos. Nos entretenemos un poco observando a unas aves que parecen no tener miedo de nosotros.
 
Si se está cansado, siempre hay la posibilidad de descansar en alguno de los cafés o restaurantes que se encuentran repartidos por la isla y que están regentados por los casi 800 habitantes que residen en Suomenlinna.
Esperamos en el muelle para volver a coger el ferry que nos devolverá a la ciudad. Aunque el trayecto es muy corto, el paisaje es bonito y el tiempo es muy soleado, cosa que agradecemos mucho.
  
A diferencia de ayer que no había nadie bañándose en las piscinas, hoy al tener buen tiempo, toda la zona de ocio está llena de gente.

La zona del puerto está muy animada. Hay varios chiringuitos de comida rápida. Hay que hacer cola para pedir la comida: un frankfurt, una ración de  calamares con patatas fritas y dos coca-colas 20 €, casi nada por comer sentados en las escaleras del puerto con las gaviotas sobrevolando tu cabeza y hacer equilibrios para que la comida no se vaya al suelo.
En esta zona es donde se puede comprar algún recuerdo para llevar a casa. Hemos comprado una mochila de niño, una taza y un magnético de nevera. Ya hemos cumplido. A diferencia de ayer, hoy hace un día estupendo y antes de volver al hotel, paseamos por la ciudad para aprovechar el día.
   
Al pasar por un supermercado aprovechamos para comprar la cena: ensalada al peso, chuches, chocolate, agua y cerveza. 
La ensalada, genial. Un poco de tele y a dormir.

JUEVES 27-7-2017

Antes de dejar Helsinki, queremos ver un par de coses que tenemos pendiente. Así que, después del desayuno y dejar las maletas en recepción, nos ponemos en marcha. Nuestra primera parada es Temppeliaukion Kirkko: la llamada iglesia de la roca. Esta original iglesia luterana fue abierta en 1960 y es uno de los lugares más visitados de la ciudad.
Sus arquitectos la concibieron como un lugar de culto en perfecta comunión con la naturaleza y la excavaron en la roca. Entrada 3€
 
De planta circular y cúpula prácticamente plana pero de gran diámetro, la luz entra por las aberturas entre las vigas de cemento que sostienen la cúpula.
En el interior, la única decoración son las vetas naturales del granito, que asoman de las paredes desnudas.
 
Los bancos son de madera de abedul, típico del paisaje finlandés.
 
Su excelente acústica y el órgano de más de 3000 tubos convierten a este iglesia en una perfecta sala de conciertos.

Quizás me esperaba algo más, pero no deja de ser curiosa.
Nos podemos las pilas y seguidamente nos dirigimos hacia el monumento a Sibelius que se encuentra en el parque del mismo nombre, en el barrio de Toolo, al noroeste de la ciudad.

Sibelius fue un compositor finlandés autor de la música del himno de Finlandia. En este parque se erigió un monumento a su figura.
Fue realizado en 1967 por Eila Hiltunen. Eligió un diseño un tanto abstracto que generó muchísimo debate en su época.
El conjunto escultórico está formado por una serie de tubos que inicialmente pueden asemejarse a un órgano. Lo cierto es que no se sabe, en realidad, qué es lo que la artista finlandesa quiso expresar. Se dice también que podría representar un bosque de abedules, considerado como el árbol nacional de Finlandia o una representación de una aurora boreal o quizás nada de esto. La artista murió sin decir el significado de su obra.
 
Posteriormente se completó el monumento con otra escultura del rostro de Sibelius un poco alejada de los tubos lo que hace que el conjunto, a mi gusto, no quede nada armónico y el rostro casi pasa desapercibido ante la magnitud de los tubos de acero. 
 
Puede gustar o no pero, no cabe la menor duda, de que se trata de un icono de la ciudad, dada la cantidad de visitantes que recibe diariamente.
Regresamos al centro de Helsinki bordeando la bahía de Toolo.

A su alrededor de la cual se erigen importantes edificios como la Opera Nacional de Finlandia.

El Museo Nacional de Finlandia.

Helsinki Music Centre
 
El Edificio del Parlamento.

Llegamos al Museo de Historia Natural.
 
Bastante cansados de una larguísima caminata nos detenemos en un McDonald's. Mientras estamos comiendo una joven se desmaya y cae al suelo. Nos sorprende muchísimo que nadie parece inmutarse y la gente continua charlando como si nada hubiese pasado. Nos acercamos a ella y pedimos a los empleados que llamen a una ambulancia. Al cabo de un rato viene la ambulancia aunque la joven ya está recuperada. Realmente nos hemos quedado de piedra al ver la nula reacción de los finlandeses ante un hecho como el que hemos vivido. En fin.!
Regresamos al hotel y, mientras nos tomamos un café, hacemos tiempo antes de emprender nuestro camino de regreso a la terminal del ferry.

Al cabo de un rato, cogemos las maletas y nos vamos frente a la estación que es el lugar donde se puede coger el tranvía nº 5 que es el que llega a la terminal. Los billetes se compran en las máquinas y es posible pagar con tarjeta de crédito. El billete cuesta 2,90 €
Cambiamos nuestros billetes en la taquilla y nos dan el que tenemos que pasar por la máquina. No hay ningún tipo de control de las maletas y todo el mundo pasa sin ningún problema. Buscamos un sitio para sentarnos y empezamos a matar el tiempo como podemos.
 
El tiempo está un poco chungo y el barco se mueve un poco. Al cabo de casi dos horas llegamos a Tallín nuevamente. Está lloviendo y optamos por coger un taxi hasta el hotel, el mismo en que estuvimos hace dos días, el Hotel Hestia Maestro.
Esta vez nos dan una habitación en el tercer piso. La habitación es enorme pero los muebles son viejos y poco conservados.
 
 
La bañera es altísima, vamos pa matarse.!
 
A pesar de estos "peros" es un hotel muy recomendable por su excelente situación. Cenamos en la misma pizzeria que se encuentra cerca del hotel, el restaurante Pulcinella ya que tiene una relación precio-calidad muy buena. Dos pizzas y dos cervezas grandes 20,83 €.
Después de la cena regresamos al hotel ya que el día no es nada bueno y hace bastante fresquete.

VIERNES 28-7-2017

Apuramos hasta el mediodía para reorganizar maletas. Hoy regresamos a casa pero tenemos, prácticamente todo el día y tiempo suficiente para dar una última vuelta por la ciudad de Tallin, antes de coger el avión.
Dejamos las maletas en recepción y volvemos a deambular por las bonitas calles de Tallin. Primeramente entramos en la farmacia municipal que está situada en la Plaza del Ayuntamiento. Esta botica es una de las más antiguas de mundo en funcionamiento ininterrumpido desde 1422. La entrada es gratis y, en su interior, se pueden ver muchos muebles originarios, tarros, ungüentos y pócimas, además de otros curiosos objetos.
  
Al lado de la farmacia, un arco da paso al pasaje del Pan Blanco. Recibe este nombre debido a que años atrás había una panadería que desprendía un gran olor a pan recién horneado.

Al final se encuentra la Iglesia luterana del Espiritu Santo del s.XIII. El reloj dorado y azul, con relieves de 1684, es el más viejo de Tallin y el campanario, de 1433 el más antiguo de Estonia.

Seguimos hacia la calle Pikk o calle Larga, columna vertebral de la ciudad. Esta calle está flanqueada por casas medievales, muchas de ellas del siglo XV pertenecientes a comerciantes alemanes y de la alta burguesía. Las bonitas casas, algunas hasta de cuatro pisos, son un claro ejemplo del esplendor de la Liga Hanseática, a la cual, Tallin pertenecía.También son destacables los edificios de algunos antiguos gremios de Tallin, asociaciones de comerciantes y artesanos.
El Gran Gremio, al que pertenecÍan los mercaderes más eminentes, ocupa una destacada construcción de 1410; sus salones abovedados acogen hoy el Museo Estatal de Historia.

Otro edificio gremial que se encuentra en esta calle es el de los artesanos: el Gremio de San Canuto, de 1860. El edificio de color blanco esta coronado por las estatuas de Martin Lutero y San Canuto que, desde sus pedestales, observan a los transeúntes.
 
La casa de la Hermandad de los Cabezas Negra era el gremio de ricos comerciantes alemanes cuya misión era la defensa de la ciudad y la organización de festivales. Estaba formado por varones solteros. El patrón de este gremio era San Mauricio, un guerrero africano, cuyo relieve aparece entre dos leones en la fachada de 1597.
 
Realmente la calle es digna de recorrer tranquilamente por la multitud de espectaculares edificios y bonitas terrazas. 
   
Poco a poco vamos llegando otra vez hacia la Plaza del Ayuntamiento.
 
Aprovechamos que aún tenemos tiempo para entrar en el Ayuntamiento, el único de estilo gótico que se conserva en el norte de Europa. En su interior destaca el salón de los ciudadanos con un impresionante techo abovedado.
 

 

Desde el piso superior hay una bonita imagen de la plaza y de los edificios que rodean al Ayuntamiento.
 
 
También se puede ver una colección de vestidos de época.
 
Acabamos de hacer las últimas fotos.
 

Es hora de ir a comer y repetimos en el restaurante Pulcinella, se come bien, está bien de precio y cerca del hotel.
 

Recogemos las maletas del hotel. El ascensor es muy pequeño caben dos maletas y una persona, a duras penas.
 
Tenemos que ir hasta el centro comercial Viru. Aquí sale el autobuses que va hacia el aeropuerto. El billete cuesta 2 €.
El deshollinador feliz nos despide de Tallin. Se dice que al tocar un botón de la escultura trae felicidad y buena suerte. No creo en estas cosas pero... nunca se sabe y cumplo con la tradición.
 
El día se ha puesto muy feo. Está muy nublado y hace mucho viento. Siempre llegamos con mucha antelación al aeropuerto. Buscamos unos butacones y dejamos pasar el tiempo jugando con la tableta. 
En seguida que podemos, facturamos para poder dejar las maletas. Al pasar los controles de seguridad, mi mochila queda encallada y se va hacia la fila mala, la que revisan. No se que abran visto, pero estoy tranquila porque no llevo nada de particular. Cuando revisan mi mochila, efectivamente, no hay nada sospechoso. La vuelven a poner en el scanner y pasa sin ningún problema.
Compramos algo para picar y esperamos la hora de embarcar. A las 21:30, el avión toma rumbo hacia Girona. Decimos adiós a Tallin y también a nuestras vacaciones. 
Hasta pronto!!!.

4 comentarios:

  1. No me imaginaba que en las republicas balticas hubiera tantas cosas interesantes. Como siempre, Mandarina, mes sorprendes con los descubrimientos que nos desvelas en cada uno de tus viajes. Estoy esperando a ver que nos depara el resto del viaje.

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  2. Gracias por tu comentario!!.Me alegra que encuentres el viaje interesante..!!

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  3. Me ha encantado leer tu viaje a las Bálticas, he recordado lugares de nuestro viaje. Espero que continues contandonos mas cosas.
    Saludos, Cati.

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    1. Aún quedan muchas cosas por contar ya que estoy a la mitad del viaje. Gracias por el comentario Cati.!!

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