martes, 5 de marzo de 2013

FIN DE SEMANA EN MARSELLA


Como se agradece una escapada aunque sea sólo un fin de semana. Ha sido un pensamiento rápido: donde?, donde?...Marsella. No es una ciudad monumental, puede que incluso, no sea excesivamente bonita, pero nos queda cerca y podemos ir con el coche, además, tiene como plato típico la bullabesa, la excelente sopa de pescado marsellesa que estamos deseando probar. Allá vamos!


Marsella es la segunda ciudad más poblada de Francia y uno de los puertos comerciales más importantes de Francia. La antigua Massalia , colonizada por navegantes griegos en el s. VI a.C, se convirtió, gracias al comercio marítimo, en una ciudad rica y poderosa. Castigada por César, cuando se unió a Pompeyo, resurgió en los siglos XI a XIII, época de cruzadas, y en su calidad cd república libre, pudo competir en oriente con Génova y Venecia. Las conquistas coloniales y la apertura del Canal de Suez tuvieron como consecuencia un auge extraordinario de su puerto.


VIERNES 15-4-2016


Hemos salido de casa a las 7:15 dirección Marsella. La intención es llegar a comer allí. Hemos puesto gasóleo y ya, dentro del coche, he probado mi tablet nueva. Esta vez he sustituido la libreta y el bolígrafo por las nuevas tecnologías. 

Estoy muy contenta ya que ahora mismo y dentro del coche estoy empezando a escribir la crónica de este pequeño viaje de fin de semana. El día ha empezado genial, con un bonito sol, despejado y un calorcito muy agradable.

Pasamos la frontera a las 9:30 y zas! estamos en Francia. En los peajes encontramos bastante policía, por suerte nosotros hacemos caras de buenos y no nos paran.
Pagamos el peaje  de Montpellier (14,17). El tiempo es muy cambiante: de un bonito sol hemos pasado a unas nubes bastante feas. El tráfico, en la zona de Montpellier, es bastante denso, en la autopista hay algunas obras lo que complica bastante la circulación. En nuestro camino se van sucediendo los peajes. El día no mejora, todo al contrario, nubarrones bastante negros empiezan a tapizar todo el cielo, esperemos que no acabe con lluvia. Por suerte, y casi de forma rápida, desaparecen las nubes y vuelve a lucir un sol espectacular. Bien!!
Hemos llegado a las 12,30 al hotel “Holiday Inn express”. La habitación no esta nada mal.
 
El lavabo es un poco raro. Una misma puerta separa el lavabo y el water según se cierre y no tiene demasiada privacidad. No hay amenidades, solo jabón de bote tanto en el lavabo como en la ducha y eso que estamos en Marsella y tienen un afamado jabón. La ducha no tiene mampara, solo una cortina. 

Dejamos el coche a buen recaudo en el parquing del hotel y bajamos hasta el Puerto Viejo. Nos han recomendado un restaurante para comer la bullabesa, el restaurante Hippocampe. Mientras buscamos el restaurante, vamos mirando las cartas de otros restaurantes.

Hemos localizado el restaurante Hippocampe, recomendado por el hotel. El precio de la bullabesa no es barato pero ya lo sabíamos: 53 euros por persona; a esto, hay que sumarle la bebida. Veremos si lo vale. 
Mientras esperamos, charlamos con el propietario que, resulta ser, tiene familiares en España. El servicio es rápido y no tenemos que esperar demasiado.
La sopa espectacular. 

Se sirve acompañada de tostadas pequeñas, una salsa llamada "La Rouille", que se prepara como nuestra mayonesa: yema de huevo, ajos y aceite y queso gruyere. 

Nos cuentan como debemos comerlo: se unta el pan con la salsa rouille y se espolvorea con el queso; luego se coloca la tostada dentro de la sopa hasta que este blanda y ya se puede comer.

Para no hacer un feo lo probamos con una tostada pero luego, al menos yo, opto por comerme la sopa por un lado y las tostadas por el otro. Prefiero la mezcla en la barriga que en el plato. Después viene el segundo plato. El propietario nos enseña el pescado, después lo filetea, le saca las espinas y nos lo sirve con patatas regado con la sopa. 


 
Hay que tener mucho cuidado con las espinas ya que es pescado de roca y, aunque este parcialmente limpio, siempre quedan espinas que parecen espadas. El pescado es bueno aunque un poco soso. En general, la comida ha estado bien, en especial la sopa, muy buena.
Al salir del restaurante nos vamos raudos a la oficina donde se compran los billetes para ir a la isla de If. Por razones climatológicas, exceso de viento, no salen  los barcos. Parece ser que estos días hay mucho viento. Tampoco aseguran que mañana puedan partir. Vaya! el gozo en un pozo.  
De momento, aparcamos la visita a la isla de If y comenzamos nuestra visita a la ciudad. Dejamos a un lado la enorme noria del Puerto Viejo.

Frente a la noria vemos la inmaculada Iglesia de Saint Ferreol, también conocida como la iglesia de los agustinos, con una fachada de estilo neobarroco.

Casi detrás de la iglesia se hay el Centro Bourse, un moderno edificio de comercios donde también se encuentra el Museo de Historia de Marsella. Aquí también se encuentra el Jarden des vestiges, donde recientes excavaciones arqueológicas han sacado a la luz tramos de murallas y torres de los siglos III-II aC, construidas alrededor de la antigua colonia griega de Massalia, así como restos de calles pavimentadas de la época romana.  El recinto es muy pequeño y hay que pagar entrada. Desde la pasarela se ve muy bien toda la zona.
 
Pasamos frente a una de las casas más antiguas de Marsella, el Hotel Cabre del año 1535. 
 

Continuamos  hacia el Hôtel Dieu, amplio edificio construido en el siglo XVII dividido en tres plantas abiertas en forma de U y  transformado ahora en Hotel Intercontinental. 

A los pies del hotel hay una escultura que rinde homenaje a las víctimas de las persecuciones racistas, antisemitas y los crímenes contra la humanidad.

Pasamos por el Museo de la Antigua Marsella, también conocido como palacio de los diamantes porque tiene una bonita fachada de piedras talladas en forma de diamante.
 
Un poco mas abajo encontramos el Ayuntamiento, un elegante edificio de formas clásicas.
 
El Museo de los Muelles romanos ( entrada gratuita), contiene restos del antiguo puerto romano y de los almacenes de mercancías.

El museo es pequeño pero interesante.


Frente al Fort Saint Jean, se levanta la iglesia de St Laurent.
 
Desde aquí hay una espléndida vista del Puerto Viejo, del Fort Saint Nicolas y de Notre Dame de la Garde.
 

La entrada (gratuita) al Fort Saint Jean es a través de un puente.

Hay seguridad a la entrada revisando bolsos y mochilas. Lo primero que se encuentra es la sala del Cuerpo de Guardia en donde mediante un audiovisual se explica, en varios idiomas, la historia de la ciudad, desde sus principios hasta la actualidad.
 
El Fort Saint Jean, es un complejo militar muy ligado a la historia de la ciudad. La construcción del fuerte se remonta al siglo XVII, cuando el rey Luis XIV decidió reforzar las defensas de la ciudad. La torre defendía la entrada al puerto  y el foso inundable aislaba el fuerte de la ciudad. Siempre tuvo fines militares, sirviendo de guarnición y como cárcel durante la Revolución. En la II Guerra Mundial, se utilizó como almacén de munición del ejército alemán que explotó en 1944 causando graves daños al fuerte y al puente. El fuerte fue clasificado como Monumento histórico en 1964.
  
El recinto es bonito, hay muchos espacios diferentes y  buenas vistas. Aunque sopla un airecillo agradable hace calor y, algunos jóvenes, aprovechan para meterse en el agua.

El fuerte esta unido mediante una pasarela a las colecciones del MuCEM, museo para Europa y el Mediterráneo. Un espacio moderno que se interesa por las culturas de la cuenca mediterránea en un marco tan amplio como la antropología, política, sociología, historia, arqueología e historia del arte. El museo pretende dar a conocer la historia del Mediterraneo, para llegar a comprender algunas de las realidades  del mundo contemporáneo. El museo también organiza exposiciones temporales, coloquios, proyecciones y espectáculos sobre los principales temas de actualidad de la cuenca mediterránea.
 
Salimos del fuerte y nos dirigimos hacia la Catedral Ste. Marie-Majeur. La primera piedra la puso Luis-Napoleón Bonaparte en 1852. Tiene un estilo neo-bizantino con listas verdes y blancas. Encontramos la catedral en proceso de restauración de su fachada y cubierta de andamios.

Cierran a las 18:30 y sólo faltan 15 minutos, debemos darnos prisa ya que nos persiguen con una campana anunciando el cierre de la catedral
   
En el lado derecho de la Catedral Nueva se alza la Catedral Vieja. Dejo de ser una catedral en 1852 pero siguió siendo una iglesia parroquial hasta los años cincuenta. La construcción de la catedral nueva sacrificó algunas partes de la vieja.
 
Entramos en el barrio de Le Panier, corazón histórico de la ciudad, es el barrio más antiguo y presenta una esencia multi-racial. Sus calles estrechas se abren a bonitas plazas en donde se han instalado las terrazas, perfectas para tomarse una cerveza a media tarde. 
 
El barrio, en algunas zonas, presenta un aspecto decadente pero su arte callejero, sus pequeñas tiendas y sus ventanas de colores le da un "toque" especial.
 
  
Después de la larga caminata nos vamos hacia el hotel pasando por la Vieille Charité, el Hospicio de la Caridad. 

Se comenzó en 1671 a instancias del Consejo de la Ciudad siguiendo la política real de encerrar a los pobres en un lugar apropiado. El edificio se compone por cuatro alas  de edificios cerrados al exterior y abiertos a un patio rectangular interior. En el centro del patio se encuentra la capilla construida entre 1679 y 1707 en un puro estilo barroco italiano. Tras la Revolución y hasta el siglo XIX, la Charité se convierte en un hospicio reservado a los ancianos y a los niños. En 1905, el ejército ocupa el edificio que se usa como refugio para los más desfavorecidos. Abandonado después de la II Guerra Mundial y destinado a ser demolido, es finalmente clasificado como Monumento histórico en 1951 bajo el impulso del arquitecto Le Corbusier. Tras su restauración el complejo engloba varios museos.

Mientras nos vamos acercando al hotel vamos saboreando el barrio antiguo de la ciudad. Nuestro hotel está situado frente a la estación de ferrocarriles. Como no tenemos mucha hambre, cenaremos algo rápido en el McDonald's. Esperemos que mañana no haya viento y luzca un bonito sol par ir al Castillo de If. 


SABADO 16-4-2016


Aunque la cama es cómoda es de aquellas que botas cuando el vecino se mueve, por este motivo, me he despertado tempranito. Una ducha y a desayunar.
 
Lo primero que hacemos, después de desayunar, es acercarnos al Puerto Viejo, a ver si hoy salen los barcos hacia el Castillo de If. También hace bastante viento. Dejamos el coche delante del embarcadero y Cesc se acerca a preguntar. Bueno... por la cara que trae me imagino lo peor. Efectivamente, hoy tampoco salen los barcos, que mala suerte! dichoso viento.
Al mal tiempo, buena cara. Damos media vuelta y nos vamos hacia el Palacio y jardines de Longchamp.
Esta fuente monumental, fue inaugurada en 1869 y conmemora la llegada de las aguas del canal de Durance a Marsella
En sus laterales hay los museos de Historia Natural y el museo de Bellas Artes. Todo el conjunto es muy espectacular, fuentes, leones, tigres y columnas componen una escena brillante.
 
 
Los jardines de Longcham son el pulmón verde de la ciudad. Muchos marselleses vienen a hacer deporte en esta parte alta de la ciudad.
 

Continuamos nuestra visita hacia Notre Dame de la Garde (Nuestra Señora de la Guardia). Fue construida en la colina de la Garde, de 154 m de altitud, sobre los cimientos de una antigua fortaleza. La colina siempre ha sido un puesto de observación desde tiempos antiguos. Junto al fuerte que Francisco I mandó construir, la ciudad estaba bien protegida. Por lo tanto la colina desempeñaba una triple función: vigilancia, defensa y lugar de culto y peregrinaje


De estilo neo-bizantino está coronada por una monumental estatua de la Virgen.
 
 
Indudablemente es el símbolo de la ciudad. Tiene dos partes: la iglesia baja  o cripta y la iglesia alta.
  
Nuestra Señora de la Guarda es la protectora de los pescadores, marineros y de todos los marselleses. En la iglesia hay numerosos exvotos expuestos, testimonio inequívoco de la presencia de numerosos peregrinos. También vemos maquetas de barcos suspendidos, en señal de agradecimiento a la Virgen por su protección frente al mal tiempo.
 
Desde las terrazas superiores hay una vista fantástica de la ciudad y del mar.
   Viendo este mar tan azul, decidimos ir hacia la Corniche y ver, si es posible, el castillo de If lo más cerca posible.
Desde la Corniche, hermoso paseo marítimo de 5 km de longitud, hay unas vistas fabulosas de la bahía, las islas y del castillo de If.
Esta fortaleza, construida por Francisco I el año 1524 está rodeada por una poderosa muralla que cuenta con tres torreones cilíndricos. Siempre se ha utilizado como prisión y debe su fama a la exitosa novela " El Conde de Montecristo" de Alexandre Dumas. 
 
En la Corniche podemos ver dos grandes esculturas: una gran pala de hélice en homenaje a los repatriados del norte de Africa.

Y el  Monumento a los Caidos del Ejercito de Oriente.
 

Frente al Monumento a los Caídos hay un pequeño puerto, muy pintoresco, llamado Le Vallon des Auffes. En este pequeño y coqueto puerto se alzan unos de los restaurantes más afamados de Marsella. Un rincón único a tener en cuenta.

 
Realmente, la Corniche, es muy bonita para pasear. Seguimos hacia la Basílica de St. Victor. La iglesia consta de dos partes: la iglesia superior con poderosos muros almenados que le dan el aspecto de una fortaleza y la cripta, donde se encuentran los vestigios de la primitiva basílica del s. V


 
Después de esta visita, miramos el reloj y vemos que ya es hora de comer. En Francia, aunque se visiten lugares más menos turísticos, hay que tener siempre en cuenta la hora ya que las cocinas, muchas veces, cierran temprano. Por suerte, en el Puerto Viejo, siempre quedan recursos.
 
La tarde la dedicamos a pasear sin rumbo y buscar alguna cosa para traernos como recuerdo que, seguramente, será el jabón marsellés.

Volvemos al barrio de Le Panier
   
Al Puerto Viejo

Vemos el Memorial de la Marseillaise aunque no se puede visitar ya que es con cita previa.
 
Antes de llegar al hotel pasamos por el Arco de Triunfo.

Y también por la monumental escalinata de la estación de Marsella decorada con estatuas que representan temas relacionados con África y Oriente Medio. La escalera mide 15,5 m de alto y tiene 104 escalones.

Hemos comprado un par de pastillas de jabón y directos al hotel. Mañana hay que regresar a casa.


DOMINGO 17-4-2016


Cuanta gente para desayunar!, casi tenemos que hacer cola. Sobre las 10,15 salimos de la ciudad para  ir a ver el edificio de Le Corbusier, llamado Unidad habitacional.
El edificio, construido en hormigón armado sobre pilotes, pretendía ser totalmente autónomo respecto al exterior.Tiene 140 m de largo y consta de 337 apartamentos. A media altura había una zona comercial que ocupaba dos plantas, además  de sala de actos, restaurante, hotel, lavaderos y otros servicios de suministro. La azotea incluía una pista de atletismo, una piscina, un gimnasio cubierto, un club, una guardería, enfermería y un espacio social.

Este trabajo experimental contribuyó de manera significativa en las posteriores edificaciones de viviendas colectivas y está catalogada como una gran obra del siglo XX.
Actualmente, veo un edificio un poco deteriorado, de hecho se encuentra en reformas. 
  
Dejamos el edificio Le Corbusier y Marsella y seguimos hacia Martigues, la llamada Venecia de la Provenza que se encuentra a unos 40 km de Marsella.
Martigues se divide en tres distritos, representados en las tres barcas que hay en el pueblo.

Este pequeño pueblo de pescadores tiene cierto encanto con sus casas pintadas de colores y sus barcas amarradas en el pequeño puerto.
 
Aunque es agradable de ver y pasear, llamar a esta ciudad la Venecia de la Provenza me parece un poco exagerado.
 

Nuestra siguiente parada es Port de Saint Louis, situada en la desembocadura del Ródano. Vemos la Torre de San Luis construida en 1737. Actualmente es sede de la Oficina de Turismo.  

Port Saint Louis es una de las tres puertas de entrada a la Camargue, la gran marisma del sur de Francia. El parque natural de la Camargue tiene una gran variedad de paisajes, lagunas, pantanos, salinas..
 

Fue declarada reserva natural en 1975 y constituye un auténtico paraíso para los animales, en especial los pájaros. Es uno de los principales espacios protegidos para los pájaros migratorios de Europa, como los flamencos rosas, símbolo de la Camargue. También hay espacio para los toros y los caballos
 
Después de comer, hacemos  nuestra última parada en la ciudad de Aigües Mortes. Dejamos el coche en un gran parquing fuera de la ciudad. 
Aigües Mortes es una ciudad totalmente amurallada y además sus murallas están muy bien conservadas, son  unas de las mejores de Europa. 
  
Dentro del recinto fortificado totalmente cuadrado, la vida turística se concentra, prácticamente en dos calles y una plaza llenas de tiendas, restaurantes y muchos turistas. 
   
Fuera de esta zona, atestada de gente, encontramos una ciudad tranquila y casi solitaria.
 
Paseamos por sus calles y murallas durante una hora y salimos directos hacia casa.
  
Pasamos la frontera sobre las seis de la tarde y, a unos 14 km del peaje de La Roca, encontramos mucha retención, se nota que los días largos y el buen tiempo anima a la gente a salir, al igual que hemos hecho nosotros. 
Nuestro finde se ha terminado pero, como siempre, ha sido corto pero intenso.

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