domingo, 15 de marzo de 2015

EN BUSCA DEL SOL DE MEDIANOCHE: RUMBO AL NORDKAPP


Aunque tengo muchos objetivos por cumplir, hace unos años pude hacer realidad uno de mis sueños que me ha fascinado desde siempre: llegar al Cabo Norte. Poder llegar a lo que se considera la  punta más septentrional de Europa era un objetivo casi mítico para mi aunque, en realidad, el punto más lejano es el cabo Knivskjellodden pero, debido a la belleza del Cabo Norte y a la dificultad de llegar al otro cabo, se considera que, el Cabo Norte es el lugar más lejano de Europa. También me era sumamente atrayente poder ver el "sol de medianoche" ya que, en estas latitudes y durante los meses de verano, el sol nunca llega a ocultarse, simplemente se posa sobre el horizonte y vuelve a elevarse de manera que nunca se hace de noche. 

El viaje fue una larga ruta en coche desde Barcelona, atravesando toda Europa  y acabando  con más de 11.000 kilómetros a  nuestras espaldas. La primera noción de que nos encontrábamos cerca de nuestro destino, la tuvimos una vez sobrepasado el Círculo Polar Ártico. En nuestro último "camping" situado en la parte posterior de una gasolinera, nos fue muy difícil dormir ya que, a las doce de la noche, había una luz de media tarde, no cabe decir que el  ritmo biológico del sueño queda un poco alterado. ¿Quien se pone a dormir con esta luz a pesar de ser las 00:30?
Las carreteras no están del todo mal y el tráfico es casi inexistente.

Vamos encontrando pequeños pueblos con casas de colores.

Hay que tener mucho cuidado ya que por la carretera se encuentran mucho renos salvajes.

El Cabo Norte se encuentra en la isla de Mageoya en la laponia noruega y, para llegar a la isla, hay que atravesar un túnel construido bajo el mar. Antes de la construcción del túnel se podía acceder a la isla a través de un transbordador. Ahora, el túnel conecta esta tierra inhóspita con el continente. 


Nos sorprendió bastante que, tratándose de un país tan desarrollado como Noruega, construyesen un túnel tan claustrofóbico como este. Por otra parte, se trata de una gran obra de ingeniería, ya que tiene una longitud de 6875 metros y se hunde bajo el mar unos 212 metros pero, a pesar de ello, no tiene prácticamente arcén, está escasamente iluminado y la polución, en forma de una espesa niebla, que se acumula en el punto más bajo, lo hace casi tenebroso. Nosotros circulamos prácticamente solos y la sensación al atravesar todo el túnel fue bastante desagradable

 
En 1999 el túnel era de peaje -de un buen peaje!- que se abonaba a la vuelta. Desde el 2012 es gratuito. Al llegar a la isla de Mageoya, el pueblo más "importante"Honningsvåg que, debido a su latitud, es considerada la ciudad más septentrional de Europa. No hay demasiado que ver en este pueblo, pero podemos comprar algo de provisiones en un supermercado.

De este pueblo hasta el NordKapp hay poco más de 30 kilómetros que hacemos sin problema ya que no hay apenas coches circulando. En unos 40 minutos llegamos a nuestro punto y final: el NordKapp pero, sorpresa..., antes de llegar hay otro peaje. Se paga por coche y por viajero. No me acuerdo con exactitud el precio de este peaje, pero si os puedo decir que el precio, en el 2013  variaba en función del tiempo de permanencia: 245 NOK   los adultos y 85 NOK los niños, si se permanece 48 horas, y de 160 NOK (adultos) si solo se está 12 horas.

Mirando la cartera con cara de pocos amigos, pagamos de forma religiosa. Después de tantos kilómetros no nos quedaremos a las puertas, vamos!.
Hemos llegado, por fin, a nuestro destino 71º10'21'' NordKapp.
Dejamos el coche y el remolque en el aparcamiento y comenzamos nuestra visita paseando por este promontorio situado en la provincia de Finnmark de una belleza tanto salvaje como bella. El acantilado tiene una altura de mas de 300 metros y las olas rompen con fuerza  y bravura. 

El paisaje, totalmente agreste, impresiona  por su desnudez, señal inequívoca de un clima duro. A lo lejos, el mar de Barents a la derecha y el mar de Noruega a la izquierda, y más allá, el Océano Ártico...y el Polo Norte!
Antes de entrar en el enorme recinto turístico que hay, vemos el monumento a los "Hijos de la Tierra". Este monumento fue hecho en 1989 por 7 niños de diferentes partes del mundo para simbolizar la cooperación, amistad, esperanza y alegría por encima de las fronteras.

También se puede ver el "Monumento a Oscar": monumento conmemorativo del rey Oscar II de Noruega que fue uno de los primeros ilustres visitantes del cabo como también lo fue el rey de Tailandia que lo visitó en 1907.
Entramos en el centro de visitantes construido al borde del acantilado. Dentro del recinto hay una enorme tienda de souvenirs, un restaurante cafetería, oficina de correos, una galeria donde en escenarios tridimensionales se cuenta la historia del NordKapp, una capilla ya que hay gente que quiere casarse en el último confín y la "suite" 71º10'21'' para que los novios puedan pasar la noche en la cima de Europa, eso si, a precio también de altura.Hace frío pero luce un sol impresionante y, sin niebla, esperemos que aguante el tiempo hasta la medianoche y podamos ver el sol. La mayoría de las veces, según nos cuentan, hay una niebla que no se levanta ni a la de tres y muchas veces es imposible ver el sol. De momento tenemos suerte.
Nos dirigimos hacia el "El Globo": el monumento emblemático del Cabo Norte para hacer la ansiada foto
 
Hace bastante frío y, después de hacer la foto, volvemos otra vez al centro de visitantes para comer alguna cosa y esperar las doce de la noche o del día, según como se mire. Probamos la carne de reno estofada. A Cesc no le gusta pero a mi, no me desagrada. A las doce de la noche nos vamos al bar "La Cueva" donde es casi obligado descorchar una botella de champan y brindar de frente a la gran fachada de vidrio que permite la entrada de la luz para ver la última frontera con el Mar Ártico. Vemos que el bar sirve cava catalán: Freixenet Cordón Negro. Nosotros, como siempre, traemos nuestros botellines de casa y brindamos con la misma pompa que los demás pero ahorrándonos bastante dinero.

Nora tiene sueño. Intentamos dormir un poco dentro del coche pero la temperatura de 4º grados y la ausencia de oscuridad, hace que sea imposible conciliar el sueño. Decidimos marcharnos del cabo para buscar un camping en la Noruega continental o en algún lugar donde podamos montar la "Comanche". Hacemos la última foto al bello lugar y decimos adiós al NordKapp.

Aunque lejos, muy lejos para ir en coche, ha valido la pena llegar hasta aquí. Es uno de aquellos viajes que nunca se olvidan.

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